La banda de los Perritos tomó notoriedad en octubre de 2021, cuando una balacera se produjo fuera del estadio General San Martín, del Club Huracán Las Heras, en medio de un partido por el Federal A y un plomo hirió al director técnico de Ferrocarril Oeste de General Pico (La Pampa).
El caso generó preocupación, más aún porque se dio en medio de la vuelta del público a las canchas, después de las restricciones por la pandemia del Covid-19. Por eso, una profunda investigación marcó a la gavilla del barrio Amigorena como los responsables del ataque.
Básicamente, los integrantes de esa facción de la hinchada del Globo mendocino tenían como objetivo atentar contra la vida de los líderes de la barra brava conocida como la Nº 1, con quienes se disputan el poder.
Los Perritos son un grupo, conformado mayormente por menores de edad, y que derivó de otra banda llamada Los Hijos de Nadie. Algunos de ellos fueron detenidos e imputados por el tiroteo, pero otros que fueron mencionados en el expediente zafaron de las garras policiales porque había pocas pruebas en su contra o porque eran inimputables.
Uno de ellos fue el Chongo, quien para ese entonces tenía sólo 15 años y ya llevaba un par de años siendo parte de la organización que tiene base en el barrio Amigorena.
Poco más de un año después del hecho que puso la lupa sobre los Perritos, otra vez jóvenes que son vinculados a sus filas por detectives de la zona se encuentran sospechados en un hecho de sangre: el crimen de Matías Miralles.
El prestamista fue acribillado a balazos a mediados del año pasado en su casa de la Cuarta Sección de Ciudad. Fueron dos sujetos que se movilizaban en moto con una mochila de Pedidos Ya quienes lo ultimaron y escaparon a plena luz del día.
En los últimos días, los trabajos de campo de los sabuesos de la División Homicidios permitieron ubicar a un testigo que presenció una conversación entre el Chongo y otros dos miembros de los Perritos: Pablo Herrera (20) y Lucas Nicolás Segovia Contreras (22).
En la charla, este último les ofreció “merca y plata” a Herrera y al Chongo para que le quitaran la vida al prestamista, según lo que declaró el testigo.
De esa testimonial también surgió que Segovia les proporcionó el arma de fuego y la mochila de Pedidos Ya, utilizada para simular que iban a entregar un pedido de comidas en el complejo de departamentos donde residía Miralles.
Así, los pesquisas avanzaron sobre las identidades de Herrera y el Chongo. Al primero lo capturaron el martes en Las Heras; mientras que no hubo necesidad de ordenar la detención del adolescente, ya que se encuentra alojado en el ex Cose desde fines del año pasado por un homicidio agravado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa.
Lo cierto es que el menor quedó sindicado como el autor de los disparos letales contra Miralles y por eso fue imputado este jueves por homicidio agravado por precio y promesa remuneratoria.
Por esa misma calificación también acusaron a Herrera y Segovia, quienes deberán enfrentar un jurado popular en caso de llegar a juicio y podrían ser condenados a prisión perpetua.
El inicio de la investigación y la clave del arma
El primer detenido fue Lucas Segovia, quien quedó comprometido porque lo marcaron como uno de los sujetos que utilizó la pistola 9 milímetros con la que le dieron muerte a Miralles.
Los análisis de balística establecieron que esa misma arma de fuego fue empleada durante la balacera en el estadio del Globo mendocino y también en el homicidio de Tomás Ignacio Paton (18), perpetrado el 10 de abril de 2021.
Paton también era parte de los Perritos y el citado día, abordaron junto a Segovia a Lucas Emanuel Rojo Anzorena (21). A este último le dispararon en nueve oportunidades, pero no lo hirieron.
En medio de los disparos, Rojo sacó un arma para defenderse, disparó y una bala le impactó en la cabeza a Paton, por lo que murió a las pocas horas en el Hospital Carrillo.
La Justicia terminó estableciendo que Rojo actuó en legítima defensa, por lo que quedó libre. Amen de eso, con el tiempo se estableció que el arma que utilizó Segovia en ese hecho, fue la misma con la que mataron a Miralles.
Por eso, Segovia quedó con pedido de captura y se terminó entregando en setiembre. Si bien en un principio fue imputado por homicidio agravado por el uso de arma de fuego -prevé penas de 10 años y 8 meses a 32 años de encierro-, ahora su situación se complicó y podría recibir la pena máxima.
El crimen de Miralles
Corría la siesta del 9 de junio del año pasado y Miralles se encontraba en su departamento de calle Montecaseros al 2850, a pocos metros de la plaza Cobos.
En un momento, dos sujetos a bordo de una motocicleta simularon ser cadetes de la conocida app de delivery y así ingresaron al complejo donde residía la víctima.
Acto seguido, fueron hasta su departamento y a través de la ventana le efectuaron varios disparos de arma de fuego.
Miralles fue impactado por tres plomos en el cuerpo y perdió la vida en el lugar.