Hace muchos años que escribo en la sección Cartas del lector de los diarios sobre temas de actualidad, en cada caso, crítica y sugerencia, pero nunca he tratado en ellas temas políticos, sino temas del diario trajinar y de leyes, a mi criterio, mal hechas o demoradas. A pesar de ello, tengo escrito un libro inédito de más de 200 páginas que llamo Una nueva democracia, ¿por qué no? En él pongo las experiencias de mis viajes a cuatro continentes y a casi toda Argentina, trabajando en mi especialidad.
Estos viajes me permitieron conocer las cosas buenas de cada país y compararlas con las cosas malas del mío. En muchos de ellos, he comprendido que las guerras son un fracaso de la razón, como dijo un gran filósofo y, por ello, un fracaso del hombre, fracasos que aún hoy existen mundialmente, destruyendo el planeta, la ética, la moral y el honor.
Pero llega un momento en que como ciudadano, y no soy perfecto como tal, desde tantos años de ver errores inconscientes y errores premeditados, uno se cansa de dejar pasar cosas. Por ejemplo, hoy, en Argentina se están haciendo promesas de altos sueldos, que para nada servirán, porque la inflación sigue, a pesar de las mentiras de los gobiernos.
En Mendoza, por ejemplo, promocionamos la compra de bodegas (comprar no es invertir) y tenemos menos vino que en décadas pasadas, menos viñas, menos frutales, menos ganados; además, ya se está pidiendo aumento del precio del vino así como sube el pan, la luz, el agua, la mercadería, la ropa y, pese a las mentiras del Gobierno, hasta los alimentos.
Nuestro país se proveía de petróleo y gasoil y, a pesar del uso del gas, tenemos que importar (¡qué vergüenza!) gasoil, porque hemos ofrecido tantos aumentos y obras que, a pesar de que dicen que hay enormes reservas (sin embargo, nuestra provincia está entre las últimas en adelantos), estamos haciendo un gobierno rico, pero un pueblo pobre.
Falta gasoil, pero tenemos Shell, Esso y Repsol y necesitamos crear nuevas petroleras porque le escapamos al creer que íbamos a recibir tanta plata para tantas cosas que ofrece el gobierno desde el petróleo. Si miramos el pasado reciente, vemos que cercanos gobernadores permitieron perder el Banco Mendoza y el de Previsión, pero nadie los ha citado para juzgarlo.
Es una pérdida de todo nuestro pueblo, un patrimonio; seguimos juzgando a militares, pero no a la guerrilla y no sabemos qué hacer con el transporte y la delincuencia. Eso no es una Argentina nueva, distinta, es igual. No podemos cambiar el país de un plumazo, debemos pensar y pensar para, de a poco, ir mejorando.