El Pica, llamado Ricardo Javier Andrada Mercado, escapó de Mendoza a las pocas horas del crimen durante un asalto del empresario Emilio Giménez (49) en Guaymallén. Otros integrantes de la banda intentaron seguir sus pasos cuando la policía intentaba identificarlos pero no pudieron hacerlo. Tuvieron que conformarse con seguir ocultándose en Mendoza, totalmente fuera del sistema porque podrían caer en las redes en cualquier momento. Por fuentes que hablaron con este diario, pernoctan por las noches en algunos barrios de difícil acceso y realizan escasos movimientos para no ser detectados por los detectives policiales.

Este sujeto de 30 años fue atrapado la noche de este martes en la provincia de Jujuy. Se transformó en el tercer imputado tras las rejas de un total de siete sujetos identificados como integrantes de la organización criminal que intentó sustraerle a la víctima casi 6 millones de pesos, 800 dólares y unos cheques que transportaba en su camioneta VW Amarok y que provenían de sus tareas laborales, la siesta del pasado 15 de setiembre en la esquina de Padre Manzano y Jorge Newbery de Villa Nueva.

No todos fueron capturados. Al Pica lo acompañan tras las rejas el penitenciario Cristian Antonio Rivero y Walter el Corcho Saez. El primero fue apresado cerca de su casa de Godoy Cruz un par de días después del asesinato por estar sospechado de ser uno de los hombres que marcaba los movimientos del empresario desde la Feria de Guaymallén hasta la zona donde se produjo la emboscada para trasmitirlos al resto de la organización y el segundo habría participado en la escena del intento de robo. Sáez olvidó un teléfono celular en uno de las dos camionetas robadas que utilizaba la banda para moverse y así lograron identificarlo hasta llegar hasta su paradero, la provincia de Chubut.

Llegar hasta el lugar donde se escondía el Pica no fue una tarea sencilla para los efectivos de la División Homicidios de Investigaciones: hubo seguimientos y análisis de pruebas tecnológicas durante semanas que dieron sus frutos para saber que se había fugado al norte del país, donde tiene algunos familiares. Lo ubicaron con la ayuda de sus pares de la citada provincia y comenzaron a marcar cada movimiento que realizaba.

La semana que viene, será traído a Mendoza para que el fiscal de Homicidios Carlos Torres le notifique la imputación en su contra: coautor de homicidio criminis causa, entre otras graves calificaciones. Luego ordenará su pase a la cárcel y esperará avanzar en la causa para que, en un futuro no muy lejano, sea juzgado arriesgando prisión perpetua.

De acuerdo con información a la que accedió El Sol, el Pica es uno de los sospechosos que más complicado está. Policía Científica levantó rastros genéticos de los vehículos que utilizó la gavilla para dar el golpe contra el empresario frutihortícola y el resultado de los cotejos fue positivo tanto para él como para otros dos sujetos.

Ellos son su hermano, Juan Ángel Mercado Andrada (27) y Maximiliano Martínez Llaneza (23). Estos se encuentran prófugos desde las horas posteriores al 15 de setiembre. El otro hombre que también está en la orden del día es Gustavo Maximiliano Rivero (25), hijo del guardiacárcel que también está preso en esta causa.

Ubicado

En las últimas semanas, los policías de Homicidios profundizaron los trabajos para dar con el mayor de los Andrada. Uno de los datos que trabajaron sostenía que un tío le estaba dando protección en la capital de la provincia norteña, San Salvador de Jujuy. Una vez que lo ubicaron, comenzaron con las vigilancias discretas. Los detectives buscaban detenerlo en la vía pública, para evitar cualquier tipo de allanamiento o intervención judicial que demorara el proceso de captura. Y así lo hicieron.

Primero lo ubicaron trabajando en un quiosquito. El Pica atendía y se movía con total normalidad. El “problema” para los sabuesos policiales era que el negocio se encontraba en un barrio conflictivo. Por eso le pidieron colaboración a sus pares de Investigaciones jujeños para moverse con sigilo. La idea era sorprenderlo una vez que dejara la atención del comercio.

Así fue que este martes por la noche, lo abordaron mientras caminaba por la plaza departamental de San Salvador de Jujuy. Vestía una remera roja (con la imagen de una motoneta), pantalón de jogging gris y zapatillas oscuras. El Pica no ofreció resistencia y quedó alojado en una dependencia jujeña hasta que sea traído a Mendoza.

Historial delictivo

Andrada Mercado quedó en la orden del día por el crimen de Emilio Giménez cuando una comparación genética entre los elementos secuestrados en las camionetas Toyota Rav 4 y Jeep Renegade blanca que utilizó la banda para frenarle el paso a la víctima. En la primera hallaron guantes de trabajo y un barbijo. Policía Científica también levantó rastros genéticos del volante y la palanca de cambios del rodado.

El informe forense no tardó en llegar al despacho del fiscal Torres: el ADN que había en el volante y la palanca de cambios resultó ser match positivo con el Pica Andrada Mercado. Por su parte, el otro material pertenecía a su hermano, actualmente prófugo.

Una vez que conocieron que se trataba del hombre nacido el 7 de julio de 1992, con domicilio en el barrio Favaro de la localidad de Jesús Nazanero, Guaymallén, analizaron su historial delictivo.

Fue detenido por un robo agravado en poblado y en banda en enero del 2021. Por esa causa, fue condenado a tres años de prisión en suspenso el 1 de junio de ese año. Recuperó la libertad ese mismo día.

Este año, volvió a caer en las redes de los pesquisas en una investigación que se inició en la Unidad Fiscal de Sustracción de Automotores. Lo imputaron por encubrimiento simple y recuperó la libertad el 23 de mayo.

Sin reacción

Emilio Giménez tenía 49 años. Estaba casado y era papá de una chica y un varón. La siesta del 15 de setiembre salió en su VW Amarok blanca de la Feria de Guaymallén, donde tenía un par de puestos para el comercio de frutas y verduras, con casi 6 millones de pesos, 800 dólares y algunos cheques. El destino final era su vivienda.

Sin embargo, una banda organizada que venía monitoreando todos sus movimientos lo emboscó en Padre Manzano y Jorge Newbery de Villanueva. La gavilla se movía en dos camionetas. Una se puso adelante y la otra atrás.

Giménez hablaba por teléfono con un amigo y alcanzó a decirle que estaba sufriendo un asalto. En ese momento, hizo marcha atrás para intentar escapar y chocó a la Toyota RAV 4. El impacto provocó que terminara incrustado en una casa.

Uno de los asaltantes bajó con una pistola calibre 22 y comenzó a disparar. Lo hizo dos veces: uno de los plomos impactó en el capot de la VW Amarok de la víctima y otro en el brazo y el pecho de la víctima. Murió en el asiento del conductor a los pocos segundos.

Uno de los sujetos rompió de una trompada el vidrio de la puerta del conductor para intentar llevarse la mochila con el dinero pero no lo consiguió. Los malvivientes se dieron a la fuga en la Jeep Renegade blanca y la dejaron abandonada en calles Colombia y Sarandí de Guaymallén.

Desde ese momento, los investigadores supieron que estaban frente a una banda que venía dando algunos golpes en el Gran Mendoza y que contaban con dateros para dar los golpes.