La ira que se desató en Turquía por el sufrimiento de la población civil libanesa durante el conflicto entre Israel y Hezbolá fue generalizada. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, mostró en un principio su disposición a ofrecer soldados turcos para el establecimiento de una misión de paz de las Naciones Unidas en Líbano y la prensa habló de entre 800 y 1.200 hombres. Pero desde entonces, Turquía no hizo ningún avance; en lugar de tomar una decisión precipitada, Ankara está actuando con precaución.

    Los observadores apenas esperan que el Gobierno apruebe hoy una decisión al respecto, durante la reunión del gabinete. A ello se añade que el Parlamento tendría que aprobar el envío de las tropas, pero aún se encuentra inactivo por vacaciones. Para el Gobierno islámico conservador de Ankara, que por un lado pretende entrar en la Unión Europea pero, por otro, busca mantener buenas relaciones con el mundo islámico y sus vecinos árabes, surge la cuestión de si Turquía debería “ondear su bandera” en Líbano.

    Al Gobierno de Erdogan le gusta verse tendiendo puentes entre Oriente y Occidente, y formar la imagen de Turquía como poder regional que ayuda a proporcionar lo que más falta en Oriente Medio: la paz y la estabilidad. Líbano pertenecía hace cuatro siglos al imperio otomano y entonces la región vivía “sin problemas”, como puede leerse en algunos libros actuales de historia en Turquía, “hasta que los europeos comenzaron a entrometerse a mediados del siglo XIX”. El ataque de Israel a Líbano desencadenó entre la población musulmana de Turquía una ola de solidaridad con sus hermanos creyentes de Líbano y Palestina.

    Organizaciones benéficas recaudan fondos, mientras por tierra y mar se transportan a Líbano alimentos, medicina y otros bienes de ayuda. Por otro lado, Turquía cuida también sus estrechas relaciones políticas y militares con Israel y no piensa perderlas; por ello, acepta forzar el aterrizaje de aviones iraníes en los que, presuntamente, se transportan armas para Hezbolá. Según informaciones de diarios turcos, seis aparatos fueron obligados a aterrizar para realizarles un registro durante las últimas semanas, después de que Turquía recibiera indicaciones por parte de Israel. Según el Gobierno turco, no se encontraron cohetes u otras armas en estos “controles rutinarios”.