Se están produciendo situaciones extrañas en nuestro país y Mendoza no es ajena a ello. Hace pocos meses sacudió a los mendocinos los asesinatos de un psicólogo y su paciente, lo que se transformó en un caso resonante por sus implicancias y supuestas relaciones con el poder provincial, involucrando a un funcionario de alto rango del Ministerio de Seguridad e, indirectamente, a Alfredo Cornejo.
Diego Coronel, funcionario del Ministerio de Seguridad de Mendoza y hombre de estrecha relación con el mencionado diputado nacional, habría reconocido ante la Justicia haber recibido de su amigo la confesión al expresarle que “había cometido una locura”. Y es aquí en donde comienzan los errores que no tienen responsables ni explicación, pero que, sin dudas, obstaculizaron el accionar de la Justicia.
El funcionario se presenta a denunciar esta confesión ante la Justicia luego de transcurrido un tiempo prudencial, que le podría haber permitido salir de la provincia cómodamente al hasta entonces sospechoso Mauricio Suárez, cuando es sabido que todos tenemos la obligación de denunciar en el acto este tipo de situaciones y más aún siendo un funcionario de nivel en un área como es el Ministerio de Seguridad.
Esto es grave. ¡Gravísimo! La Justicia dicta la captura del mencionado Suárez y le da curso a los organismos pertinentes para tal fin, sin que se obtuvieran resultados positivos hasta la fecha. Seguramente ni habrá. El poder oculto se ha hecho presente. La Justicia detecta, luego de varios meses, que se produjeron errores en la oficina de la Policía de Mendoza al momento de cargar los datos de Mauricio Suárez en la nómina de personas con orden de captura.
Se estima que estos errores, que en definitiva pueden catalogarse de verdaderos horrores, tanto en su segundo apellido como en el número de documento, pueden haberle permitido sortear algunas barreras y controles donde se lo podría haber detenido, pero estos errores de datos le dieron el salvoconducto para transitar sin temor y salir de la provincia y del país sin inconvenientes. Nadie habla.
¡Todos somos espectadores! ¿Y el ministro y los funcionarios del ministerio? ¡Tranquilos, que a ellos nadie los mueve! Hasta el presente y pese a que la Justicia considera como el principal sospechoso y responsable a Mauricio Suárez, nadie ha dado explicaciones sobre los errores mencionados.