A las pocas horas del asalto que terminó con el asesinato del comerciante Norberto Martín Salzmann (51) hace una semana en su casa-lubricentro de calle Mitre casi Mathus Hoyos de San José, en Guaymallén, un grupo de efectivos de la División Robos y Hurtos de Investigaciones identificó a uno de los partícipes del hecho gracias a lo que registraron las cámaras de seguridad de la propiedad. Los detectives le pasaron el dato a sus pares de Homicidios porque lo habían detenido el año pasado en una investigación que iniciaron en Maipú.
En esa causa había quedado en libertad por falta de pruebas pero lo tenían marcado gracias a un tatuaje que tenía en la parte interna del brazo derecho. Un león con prominente melena en escala de grises se destacaba cada vez que se movía. Lo cierto es que, con la identidad confirmada –Brian Exequiel Garro, de 27 años-, los pesquisas que trabajaron a las órdenes de la fiscal de Homicidios Claudia Alejandra Ríos iniciaron los trabajaron para detenerlo.
De acuerdo con fuentes que hablaron con El Sol, lo ubicaron en su vivienda de Colonia Bombal, de Rodeo del Medio y esperaron el momento justo para sorprenderlo. Fue justamente este jueves, cuando los detectives irrumpieron en la propiedad donde se encontraba. Garro no tenía idea de que lo estaban buscando. Creía que no había sido identificado y se movía con total tranquilidad. Es por esto que lograron secuestrar su teléfono celular y otras pruebas que serán analizadas en las próximas horas.

Salzmann fue ejecutado de un balazo en el tórax luego de recibir un fierrazo en la cabeza que lo inmovilizó. Acababa de salir de la ducha cuando enfrentó a cuatro delincuentes que primero habían retenido y amenazado a su hija y a un empleado. El lubricentro contaba con cámaras de seguridad. Y su casa también. Los aparatos captaron a cuatro malvivientes que iban por dinero en efectivo porque tenían el dato de que la víctima había comprado dólares para irse de vacaciones a Brasil durante el Carnaval.
Al peritar las imágenes que extrajeron del circuito cerrado de cámaras, observaron que tres portaban armas de fuego y un cuarto tenía el fierro. En algunas secuencias, se observó que algunos llevaban guantes y gorras para evitar dejar rastros dactilares o se identificaran sus rostros. Uno de ellos, además, portaba una manga de tela para cubrirse los brazos.
Justamente, se trataba de Garro, sostiene la investigación. El objetivo del sospechoso era cubrirse el tatuaje del león. Pero no existe el crimen perfecto: durante el asalto, la manga se bajó y quedó al descubierto el dibujo grabado en la piel.
Gracias esto, los policías iniciaron el trabajo de incorporación de más pruebas para sostener un pedido de captura. Entre esas se destacó que habría sido el autor del robo de la camioneta que utilizó la banda para dar el golpe el jueves pasado pasadas las 15. En un primer momento, trascendió que la Chevrolet S10 había sido sustraída durante un asalto en una finca de Lavalle.
Esa información no era la correcta: al vehículo lo robaron a mano armada, contaron fuentes policiales, un día antes en calle Juan Isidro Maza de Maipú. La reconstrucción de ese hecho sostiene que fue Garro quien amenazó y atacó al propietario con un arma de fuego y le robó la Chevrolet.
Así las cosas, la causa presentó este jueves uno de los avances más importantes luego de que la familia de la víctima pidiera justicia y el pronto esclarecimiento del hecho en la puerta de la Legislatura. Garro no fue el autor del disparo de acuerdo con el armado de rompecabezas que realizaron los sabuesos de Investigación. Sí lo ubican como quien manejaba la camioneta.
Las fuentes agregaron a este diario que continuaban trabajando para intentar dar con el resto de la banda. Dijeron que no será una tarea sencilla porque restaría capturar a otros tres malvivientes y a un cuarto que está marcado como datero.
Para la fiscal Ríos y los policías de Homicidios, existe la hipótesis de que un allegado de la víctima fue quien pasó el dato del dinero a la gavilla. Por eso iniciaron un trabajo de hormiga para sumar la mayor cantidad de pruebas que confirmen esta teoría.
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Lo cierto es que el jueves 16 durante la siesta, cuatro malvivientes que tenían información sobre todos los movimientos de la víctima por los trabajos de inteligencia previos que realizaron ingresaron al lubricentro Penta para robarse una caja de seguridad. Abordaron a la hija de la víctima fatal y a un empleado y forzaron con una barreta un ingreso a la casa, que se encuentra conectada.
Amenazaron a la joven y su padre, que se encontraba bañándose, salió en su ayuda. Mientras exigían por el dinero, Salzmann forcejeó con uno de los asaltantes y recibió un fierrazo en la cabeza. Acto seguido, le dispararon con una pistola calibre 9 mm. Murió prácticamente en el acto, cerca del portón principal de su domicilio.
La banda escapó por calle Mitre hacia el sur en la Chevrolet blanca en la que llegaron y la dejó abandonada en el barrio Capilla de Nieve, ubicado menos de dos kilómetros hacia el este. Antes de huir, los integrantes del grupo delictivo la prendieron fuego para borrar otras pruebas que podrían llegar a incriminarlos.