El tribunal a cargo del juicio oral a 16 acusados por el secuestro y asesinato de Axel Blumberg y otros tres casos en los que se pagaron rescates tratará de determinar esta semana si el jefe de Antisecuestros de la Policía Federal ocultó información a los investigadores judiciales. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 2 de San Martín, integrado por los jueces Daniel Alberto Cisneros, Víctor Horacio Blanco y Luis Alberto Nieves, quiere saber si el comisario Juan José Schettino sabía, por dos vías, de la existencia de la banda liderada por Martín El Oso Peralta, y cómo hallarla. Schettino llegó a juicio oral acusado de “encubrimiento”, cometido al no haber proporcionado información en tiempo y forma al fiscal federal que instruyó el caso Blumberg, Jorge Sica, y se declaró inocente en la primera jornada del debate.
No obstante, en la última audiencia y tras ser acusado de falso testimonio el día anterior, el subcomisario de la División Antisecuestros de la Policía Federal, Osvaldo De Cunto, dijo recordar que su jefe Schettino estaba al tanto de la existencia del Oso Peralta, pero que él obtuvo datos luego de que Axel fuera asesinado. Es por todo esto que el tribunal citó para la audiencia de mañana a De Cunto, junto al suboficial de la Seccional 15ª, Horacio Catalano, y a un amigo de este, Roberto Ceña, quienes, al parecer, habían presenciado en un lavadero de autos de Malvinas Argentinas una escena que ligaba a una banda delictiva con los secuestros que generaron este juicio.
El subcomisario confirmó ante el tribunal que en marzo del 2004, en los días siguientes a que Axel fuera asesinado, Schettino le encomendó que se entrevistara con Catalano y Ceña. De Cunto explicó que, según la información obtenida en la entrevista, un grupo de cuatro o cinco hombres llegó a ese lavadero, propiedad de Ceña, e hicieron comentarios sobre un secuestro extorsivo que habían cometido, por lo que Catalano y su amigo, “atando cabos, lo asociaron con el caso Blumberg”. Si bien De Cunto no lo dijo porque no recordaba detalles, supuestamente en ese lavadero El Oso Peralta y sus cómplices comentaron que habían ganado mucho dinero en el secuestro de un empresario de Arcor –Guillermo Ortiz de Rosas–, y que se habían tiroteado con la policía en el pago frustrado por Blumberg.
El subcomisario recordó que Ceña le dijo que podía aportar un documento en el que figuraban el nombre y apellido de uno de esos hombres que estuvieron en su lavadero, y una dirección. El policía señaló que dos o tres días después de su entrevista con Ceña, obtuvo el documento con los datos, que el nombre era Martín Peralta –a quien la Federal buscaba por el secuestro de Ana María Nordmann, ocurrido meses antes que el de Blumberg– y que la dirección indicaba los monoblocks del barrio Marina Mercante de Villa de Mayo, donde vivía la hermana del prófugo.
Según surge de la causa, Ceña tenía esta información porque Peralta había sido empleado suyo y guardaba una carta documento con sus datos. Schettino, según De Cunto, le ordenó chequear ese domicilio, por lo que él realizó esas tareas de inteligencia, y todos los datos que obtuvo se los aportó luego a su jefe. Schettino está acusado también de ocultar datos obtenidos por otra vía, ya que, junto al subcomisario Daniel Gravina, juzgado ahora, sabía que El Oso le ofreció al informante Daniel Sagorsky el auto Volkswagen Passat blindado que la banda le robó a Ortiz de Rosas, y que fue usado para huir de la policía cuando se frustró el pago del rescate por Blumberg.