Desde mediados de la década pasada, la banda familiar conocida como los Canavis viene sembrando el temor en el barrio Santa Teresita de Las Heras.
Los vecinos del popular complejo del distrito El Plumerillo los sindican como responsables de la mayor parte de los hechos delictivos que allí ocurren. Y, si bien la gavilla parecía haber perdido poder algunos años atrás por la detención de varios de sus miembros, en el último tiempo volvieron a tomar notoriedad.
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La nueva camada de jóvenes que integran la organización, sumado al regreso a la calle de los que estuvieron en prisión, hizo que recuperaran fuerzas y decidieran volver a tomar el poder en el Santa.
Sin embargo, a fines de junio el asesinato del futbolista Lucas Amarilla puso nuevamente a los Canavis en la mira de los detectives policiales. Más porque se trató de un ataque coordinado entre varios sujetos, todos vinculados a la temida banda y con un trasfondo relacionado a la comercialización de estupefacientes, de acuerdo con la investigación.

En los últimos días, la causa sumó a su cuarto detenido: Roberto Armando González Quiroga, alias el Flaco Robert. El hombre, de 43 años, es familiar de los otros tres imputados que ya tenía el expediente liderado por el fiscal de Homicidios Carlos Torres.
Al igual que el resto de los sospechosos, el representante del Ministerio Público lo imputó por homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
Además, se le sumó una acusación por tenencia ilegal de arma de fuego, ya que durante el allanamiento en el que fue capturado, en El Carrizal, se le incautó una escopeta y municiones.

Así, el Flaco Robert quedó tras las rejas y se sumó a su medio hermano Franco Jesús Villalba Quiroga, alias Macaco; su sobrino Jesús Sebastián Villalba Elizondo –también está imputado por el crimen de David Gastón Piroli– y un hermano de este último, que tiene 16 años (se reserva la identidad por ser menor de edad).
Por su parte, en la causa sólo resta por detener a Nehemías Miguel Eskers, un joven de 20 años domiciliado en el barrio Sismo V, a quien los pesquisas también sindican como parte de la gavilla de los Villalba.
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El caso
La hipótesis de los investigadores es que a Lucas Amarilla lo mataron por error, al quedar en medio de una balacera que tenía como objetivo atentar contra la vida de Andrea Soledad Lera, una mujer que se encuentra con prisión domiciliaria por una infracción a la Ley 23.737 (de estupefacientes).
De la investigación surge que todo ocurrió en el marco de un enfrentamiento por el territorio de venta de drogas en la barriada lasherina. Por ese motivo, creen, desde hace tiempo los Canavis se encuentran enemistados con Lera.
Durante la madrugada del domingo 26 de junio, alrededor de la 1, Amarilla salió de la casa de su hermano para ir a comprar a un comercio de las inmediaciones, acompañado por un primo.

Cuando iban caminando entre las manzanas H y L, fueron sorprendidos por una lluvia de balas provenientes de los techos de las viviendas, donde entre cinco y seis sujetos disparaban hacia el sector donde se encontraba Lera.
La mujer sólo fue rozada por un proyectil en el cuero cabelludo. Mientras que Amarilla recibió dos impactos de bala: uno en el cuello y otro en la nuca; y su primo resultó lesionado en la cabeza.
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Después del ataque, las tres víctimas fueron trasladadas al Hospital Carrillo, pero el futbolista llegó en estado crítico y pese a que los médicos intentaron reanimarlo, sólo pudieron constatar el deceso.
El crimen de Lucas generó un profundo dolor y bronca entre los vecinos del Santa Teresita, ya que era un chico muy querido por toda la barriada. Incluso, los lugareños se movilizaron en un par de oportunidades dentro del mismo complejo para pedir justicia.
