Sería posible ver un partido de fútbol entre un equipo del Vaticano y el Inter de Milán en la Plaza de San Pedro? Esa es la llamativa idea del cardenal Tarcisio Bertone, que ya tiene ideado un plan para el que cuenta con los aspirantes a sacerdotes brasileños. Bertone fue elegido recientemente como secretario de Estado de la Santa Sede, el segundo puesto más importante después del Papa, y como fanático del fútbol, su sueño sería que el Estado soberano más pequeño del mundo tuviera su propio equipo de fútbol.

         “No descarto que el Vaticano forme un equipo, en el futuro, que esté a la altura de la Roma, el Inter de Milán o el Génova”, dijo Bertone al diario La Repubblica. Los directivos de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) y sus colegas del ente rector del fútbol europeo, UEFA, no se están tomando la idea a la ligera, y estarían dispuestos a admitir a un equipo con la casaca blanca y amarilla. “No tendríamos ningún problema en admitir a un equipo del Vaticano, todo lo que tendrían que hacer es solicitarlo”, dijo a la agencia DPA un portavoz de la FIGC. Sin embargo, llevaría muchos años hasta que el equipo pudiera codearse con los grandes equipos italianos.

         Dirigentes de la FIGC señalaron que ya hay un equipo del pequeño enclave de San Marino jugando en la tercera división italiana, y que el equipo del Vaticano tendría que empezar desde las divisiones más bajas de amateur. En lo que respecta a su pertenencia a la UEFA, las cosas podrían ser algo más complicadas. “El Vaticano es un Estado soberano reconocido por Naciones Unidas, así que no tendríamos ningún problema en aceptarlo como miembro mientras se cumplan ciertos requisitos”, dijo a DPA el director de comunicación de UEFA, William Gaillard.

           Esos requisitos serían el problema: la UEFA debería comprobar que el Vaticano tiene la capacidad y las aptitudes organizativas como otras asociaciones. El primer problema sería encontrar un estadio decente, dado que el Vaticano apenas ocupa medio kilometro cuadrado. “Dudo que pudieran construir un estadio dentro del Vaticano, pero podrían usar el estadio Flaminio de Roma”, sugirió Gaillard. Gaillard aseguró que, si el Vaticano presentara su solicitud, sería acogido primeramente como miembro provisional, y que incluso podría intentar formar un equipo para la próxima Copa de la UEFA. Mientras que un club del Vaticano debería alinear al menos a tres jugadores nacidos allí, su selección nacional tendría que estar formada, en su totalidad, por jugadores oriundos del Vaticano.

            Y dado que el posible panel de futbolistas es limitado, ya que la población oficial en el Vaticano es de menos de 1.000, la mayoría de ellos sacerdotes, Bertone incluso debería contar con estar en la cancha para poder formar un equipo. “Si eligiéramos a los brasileños que estudian en las universidades para ser sacerdotes podríamos tener un magnífico equipo”, señaló. Fútbol y Vaticano forman una extraña pareja, pero resulta normal que la pasión por el calcio en Italia haya atravesado los muros de la Santa Sede. De hecho, el Vaticano ya tiene su liga de fútbol sala desde 1972.

          Hoy, la liga está compuesta por 17 equipos, incluido uno de Radio Vaticano, otro del coro de la Capilla Sixtina y otro del ejército personal del Papa, la Guardia Suiza. Algunos de los equipos de la liga encontraron entrenadores en futbolistas retirados, como Dino da Costa, una estrella brasileña que jugó para la Roma en los años 50, o Benedetto de Angelis, que jugó en el Milan. Aparte de las ocasionales trifulcas del fútbol, los partidos se juegan generalmente en un clima fraternal en el pabellón de Roma Pío XII.

        Durante el juego, naturalmente, está prohibido el lenguaje blasfemo. El scudetto vaticano es una marca registrada amarilla y blanca con el emblema de la Santa Sede, las llaves cruzadas, y la tiara, las tres coronas que simbolizan el triple poder del Papa como rey, gobernador del mundo y vicario de Cristo. Bertone, que como arzobispo de Génova incluso realizó comentarios de televisión en algunos partidos de la Serie A, un día reveló que el Papa, Benedicto XVI, es un experto del fútbol y que podría ser también un buen entrenador. “Es como (Giovanni) Trapattonni: siempre capaz de dominar y controlar cualquier situación dentro de la Iglesia”, señaló Bertone. Un “equipo nacional” del Vaticano oficioso ya existe y juega ocasionalmente partidos amistosos contra equipos de peregrinos de Polonia y otros países.