Oh No Lulu.

Viajar de Mendoza a Buenos Aires, ya sea por trabajo o en plan de turista, hace ineludibles los stop gastronómicos en una ciudad que siempre se supera con su oferta de bares y restó, que se imponen con estilos muy diferentes en cuanto a estilos de coctelería y platos.

Hacer un resumen de todas las propuestas sería imposible, con miles de alternativas para todos los públicos, gustos y bolsillos. No obstante, hay algunas novedades que bien valen la pena visitar, ya sea por su originalidad, por ser referentes en su segmento o porque están por replicar la experiencia porteña en plena city mendocina.

Aquí tres opciones con mucho fundamento, que se imponen en la noche porteña: del fundacional bar de vinos a lo más moderno con la onda internacional de los Tiki drinks con aires hawaianos, al vermut que vuelve con todo y viaja hasta nuestra provincia.

Oh’ No! Lulu Tiki Bar

El concepto podría encajar perfectamente como el de bar oculto, ya que poco expresa el ingreso en el que apenas se puede ver la silueta de una hawaiana. Quien llega hasta allí –en el límite entre Palermo y Villa Crespo- es porque tiene claro lo que hay al otro lado de la puerta.

Y se trata de un bar que ya deslumbra desde su arquitectura y diseño con aire hawaiano, una ambientación con luces de diferentes tonalidades, un estilo cuidado a la perfección, mesas relajadas y bien dispuestas y una larga barra que invita a sentarse y presenciar el show en la preparación de los gloriosos tragos Tiki.

Es el único espacio que nació para rendirle tributo a la cultura tiki, dirigido por Ludovico De Biaggi, un joven y gran talento de la coctelería porteña – dos veces ganador de la Bacardi Legacy Cocktail Competition-, quien pre pandemia se lanzó a concretar un sueño, con la impronta familiar en el mundo de los restó y los bares de alto nivel.

Hoy este espacio explota de gente algunos días puntuales de la semana, con el foco en los tragos, que en una de esas noches pueden salir más de 400 desde la barra.

Aquí el diferencial reside en la mencionada cultura tiki, que refiere a grandes estatuas sagradas con forma humana, que surgió en las islas de la Polinesia y se expandió por el Pacífico hacia Nueva Zelanda, Hawaii y Estados Unidos.

Esa coctelería muestra una identidad propia y destacada: revalorizó el ron y lo combinó con almíbares saborizados y jugos de fruta fresca y especias. Lo dulce, lo colorido, lo exótico y los tragos que literalmente se prenden fuego son sellos famosos de esta tradición.

Esos tragos se sirven en “tiki mugs”, vasos de cerámica especiales con formas representativas (tiburones, calaveras y más), donde se destacan algunos como los Mai Tai, Zombie, Piña Colada, Shark. Se acompaña con especialidades de la cocina hawaiana con toques asiáticos e internacionales, como: Flor De Cebolla, Alitas Hawaianas, Spring Rolls, Pechito De Cerdo Laqueado, Pad Thai, varios pokés.

Un Gran Bar de vinos y mucho más

El Gran Bar Danzón lleva medio siglo en Buenos Aires y lejos de perder el encanto, se renueva con nuevas propuestas y con su inconfundible assemblage de clásico y moderno.

Se trata de un bar que ocupa un primer piso muy cerca del Obelisco, pero que pasa desapercibido para quienes no han oído sobre él. La pequeña puerta sobre calle Libertad, casi Santa Fé, conduce a un largo pasillo escaleras arriba.

Desde el ingreso se luce su enorme y tentadora barra de 12 metros, con iluminación puntual, algunos carteles que proponen los tragos del mes, los cuales se preparan a la vista y son uno de los atractivos para quienes después de pasar por allí suelen continuar la noche en una de las mesas, para pasar a la amplia carta de vinos, para beber por copa, degustar en “flight” o seleccionar por botella con bodegas desde las denominadas boutique hasta grandes etiquetas que cotizan en bolsa.

Algunas de las que pueden sorprender, tanto por la importancia de su variedad de añada, renombre y también por los valores, son los Catena Zapata Estiba Reservada, con cosechas codiciadas como desde la 1991 hasta 2008, entre decenas de otras marcas.

Así el Danzón nació como el primer y verdadero wine bar de Buenos Aires hace más de 25 años. Desde 1998 marcó una innovación en la escena gastronómica porteña. Su intención desde la apertura fue difundir el vino argentino, por eso tiene más de 350 referencias; pasar las páginas de la carta de vinos de Danzón es una experiencia en sí misma.

Algunos recomendados de la carta actual, vigente este verano, son: entre las entradas, Langostinos laqueados sobre ensalada moldeada de mango, kanikama, cebolla morada, jalapeño y mayo de palta, Salsa fría de tomates y chips de cebolla frita. Y entre muchos principales un clásico del ludar es el Risotto de hongos de pino, shiitakes y portobellos con croquetitas de cordero y vinagreta de limón encurtido.

Para encontrar el mejor maridaje es infaltable la consulta y charla con el sommelier Ignacio Sac, para conocer más de las posibilidades y del arte de combinar los platos con algunos de los cientos de vinos de la enorme carta o los tragos de especialidad.

La Fuerza de Buenos Aires a Mendoza

El vermú volvió a estar de moda y ser protagonista en las salidas de los argentinos. El tema es elegir bien dónde tomarlo, cómo combinarlo y entrar en el ambiente de las vermuterías porteñas.

Un referente y pionero es el bar La Fuerza, que tiene su sede principal en Buenos Aires (zona de Chacarita) y que ahora desembarcará en la Quinta Sección de Mendoza, pensado por el mismo grupo de amigos que le dio inicio en CABA.

La versión mendocina abre por estos días. Uno de sus socios, Julián Díaz, contó:
“Cinco años después de que inauguramos (en enero de 2018) el de Buenos Aires, que era el único hasta ahora, vamos a estar abriendo el segundo local que estará aquí, en la Ciudad de Mendoza. Cuando comenzamos fue una forma de lanzar el vermut porque de hecho el primer lugar en el que se sirvió fue en el Bar La Fuerza de Buenos Aires”, recuerda.

¿Por qué en Mendoza? “Es el origen de nuestro vermut; desde el principio pensamos un vermut de los Andes y en los Andes, por las hierbas con las que lo hacemos y porque lo elaboramos aquí mismo. Para nosotros es sumamente importante ese vínculo con el origen, por la identidad del producto y porque es la casa de la cultura del vino y de uno de nuestros socios”, dijo quien también es cocinero, haciendo referencia a Sebastián Zuccardi (de Bodega Santa Julia).

Además, según su mirada y los estudios de mercado que han realizado, nuestra provincia está actualmente atravesando un muy buen momento a nivel gastronómico, turístico y cultural. Lo que los llevó a darse cuenta de que estaban dadas todas las condiciones para abrir un local mendocino.

En el equipo de socios cada uno tiene su lugar: Seba Zuccardi, desde los vinos; Agustín Camps y Martín Auzmendi, que hicieron festivales de coctelería argentina y maratones de la pizza y Julián, desde la gastronomía porteña y argentina, pero siempre enfocada la identidad como un punto de partida y no como una restricción.

Si hablamos de los vermú, empezaron con el Rojo, de base Malbec, y el Blanco, de base Torrontés. En la primavera del 2019 presentaron La Fuerza Primavera en Los Andes, uno de temporada que quedó como parte de sus productos. Luego, en 2021 llegó Valientes, listo para tomar en tres variedades: Rojo, Blanco y Rosa. Y finalmente se sumó el Sideral, con base Malbec criado en barrica. Todos estarán pronto en Mendoza.