Repetto y Alfaro.

Desde hace varios años que Gustavo Repetto (53) y Rosa Alfaro (50) vivían junto a sus dos hijos en una vivienda ubicada dentro de una finca de la bodega Galán, en la tranquila localidad de Montecaseros, San Martín, donde el hombre trabajaba como obrero rural y también se dedicaba a la cría de cerdos.

Vecinos y familiares aseguraron que nunca demostraron tener problemas de pareja ni se evidenció alguna situación de maltrato o violencia de género. Sin embargo, el matrimonio tuvo un final trágico el viernes cuando la mujer murió a raíz de un balazo que recibió en el pecho.

La mañana de ese día, su esposo la trasladó con ayuda de un conocido al Hospital Perrupato. Luego de que los médicos confirmaron el deceso, la Justicia tomó intervención y se activó el protocolo de femicidio.

Si bien una primera versión sostenía que podía tratarse de un suicidio, una serie de pruebas que se incorporaron a la causa conel paso de las horas apuntaron contra Repetto y lo comprometieron en el expediente.

La medida incial que tomó el fiscal de San Martín-La Colonia Gustavo Jadur fue la de aprehender a su pareja de manera preventiva para preservarle las manos y la ropa que tenía puesta, con la finalidad de realizarle la prueba de guantelete y el barrido electrónico.

En ambos análisis, los peritos detectaron la presencia de restos de pólvora, por lo que los detectives del caso tenían la certeza de que Repetto estuvo en el momento y lugar en el que su esposa recibió el disparo letal. “La prueba lo ubica en situación de tirador”, explicó una fuente judicial consultada.

Pero eso no fue todo, ya que durante un registro que practicaron policías de Investigaciones horas después del hecho en el domicilio del matrimonio, se incautó un rifle calibre 22. Justamente, el tipo de proyectil coincide con el que fue empleado para acabar con la vida de la víctima, agrega la información.

Ahora, los investigadores buscan avanzar sobre los motivos que condujeron al asesinato de Alfaro, por lo que centraron pesquisa sobre el círculo íntimo de la pareja. Una hija, de 22 años, que se encontraba en la casa al momento del hecho, aseguró que “no escuchó nada” y que sólo encontró a su padre asistiendo a la madre cuando estaba herida.

No obstante, a los funcionarios a cargo de la instrucción les llamó la atención que la joven ni siquiera haya oído la detonación del arma de fuego, por lo que continúan profundizando sobre los instantes previos al ataque. En ese sentido, se espera la declaración en Cámara Gesell del otro hijo del matrimonio, quien tiene 13 años, así como también de otros testigos allegados a la familia.

Lo cierto es que Repetto quedó imputado por homicidio agravado por el vínculo, por mediar violencia de género (femicidio) y por el uso de arma de fuego. Con esa calificación, el hombre arriesga como única pena la prisión perpetua.