Los ocho presidentes que acudieron a la XXX Cumbre del Mercosur, celebrada en Córdoba, regresaron a sus respectivos países. Tanto ellos como los cancilleres de Perú, Ecuador y Colombia, que representaron a sus presidentes, estarán en estos momentos haciendo un análisis de lo que les significó este nuevo capítulo de la integración regional. ¿Sirvió para disipar dudas, para aproximar posiciones, para consolidar el sueño de edificar la gran comunidad sudamericana? Ese saldo es lo que nos mueve a evaluar.
En principio, hay matices regionales alentadores: las economías de todas sus naciones están en crecimiento, lo que favorece el clima para mayores inversiones; imperan sistemas democráticos, aunque con matices diferenciadores, y quedó en el aire una predisposición colectiva por el diálogo, que no es un detalle menor. Argentina le entregó la presidencia pro témpore a Brasil, que la ejercerá hasta diciembre, cuando la transfiera a Paraguay.
Los convenios comerciales firmados con Cuba y Pakistán en este encuentro, la agilización de los trámites de la firma del acuerdo con la Unión Europea, la buena sincronización para una posición conjunta en distintos foros internacionales, las invitaciones formuladas a México y Cuba para una presencia más activa en el bloque y el ingreso de Venezuela como socio pleno se contabilizan como puntos a favor. Hay dos factores que han modificado el ángulo de observación. Primero, el debut de Venezuela como socio pleno del bloque, ya que, convertida en potencia petrolera, su gravitación depende del meteórico ascenso de los precios de esa materia estratégica.
Mientras la tragedia de la guerra siga envolviendo a Oriente Medio, el poder del petróleo sudamericano seguirá creciendo en forma proporcional. De esa forma, los caribeños con esta formidable renta se permiten representar un polémico papel político y ejercer influencia financiera. Ahora, con la integración plena de ese país, se ha conformado un eje imaginario desde el Caribe hasta Tierra del Fuego, lo que nos vigoriza regionalmente. El segundo factor lo constituye el gas. No bien se hicieron cargo de sus funciones, los nuevos gobernantes de Bolivia resolvieron nacionalizar ese preciado bien y subir el precio del gas que le venden a sus vecinos y amigos.
Aunque su valor quedó por debajo de lo que es el precio internacional, la suba, que superó 100%, ya fue aceptada por Argentina y está pendiente la discusión con Brasil. Los del altiplano están convencidos de que, carentes de otros recursos, la defensa de este vital bien no renovable le permitirá despegar a su economía. Es más, fuimos testigos de cómo se cerraron las puertas para una reunión de 35 minutos que mantuvieron, posterior a la Cumbre,Michelle Bachelet y Evo Morales para, según dijeron, abordar una “agenda abierta”. ¿Se habrá tocado el tema del gas boliviano para Chile?, por qué no, aunque esto fuera impensado hasta hace pocos meses.
Eso habla de cómo la histórica mala relación entre Bolivia y Chile ha disminuido, a partir de la sabia decisión del ex presidente Ricardo Lagos de viajar a La Paz para compartir la asunción de Evo Morales. Hay conflictos entre nuestros países. Por supuesto que sí. No son producto de caprichos, sino porque cada uno defiende lo mejor para su comunidad. Los tienen Bolivia y Brasil por el gas, Paraguay y Argentina por Yaciretá y con Brasil por Itaipú, Chile y Bolivia por una salida al mar, Argentina con Uruguay por las papeleras y con Chile por el gas y el precio de los combustibles. El Mercosur y el ALCA, Uruguay y Paraguay por las asimetrías comerciales con los socios más grandes, Cuba y Argentina por la señora Hilda Molina, Ecuador y Perú por sus límites,
Venezuela con Perú, Colombia y Ecuador por la firma de tratados de esos países con EEUU, entre otros. Son conflictos o divergencias, si se los quiere llamar así, porque todos, sin excepción, defienden sus intereses y, en consecuencia, buscan el bien común de sus habitantes, como lo estipula el artículo primero del Tratado de Asunción mediante el cual se creó el Mercosur. Se advirtió, eso sí, que estamos cada vez más lejos de Estados Unidos. No sólo por la gravitación que tuvieron en esa inclinación Evo Morales y Hugo Chávez, incentivados esta vez por la presencia del mismo Fidel Castro, sino porque el mismo Lula dijo en su papel inaugural como presidente pro témpore: “El ALCA ya no es para nosotros un tema en consideración”.
Pero claro, hay que tener cuidado de que esto no sea un escenario de reacciones intempestivas, sino una mesa donde se debata en base al diálogo, a la deliberación pacífica. Es decir que será necesario clarificar que el Mercosur no es un acuerdo ideológico, sino un acuerdo comercial, por el momento, pero que tendrá que irse extendiendo a lo científico, social, tecnológico y cultural. La voz argentina instaló el término solidaridad –que fue muy bien recibido– para enarbolar su espíritu integracionista.
Claro que está bien, pero que se entienda que debe ser una solidaridad movida por la generosidad, no por el clamor de la tribuna, mientras se percibía una clara distinción con Uruguay por las papeleras. En el gas que Argentina le vende a Chile, hubo aumento del precio, pero no tanto. Chile tendrá más gas argentino. La garantía de abastecimiento está implícita, pero aún no puede ser firmada; lo impide la ley argentina, que habilita a exportar sólo los excedentes del consumo interno. “Tenemos que evitar que terceros resuelvan nuestros problemas bilaterales” y “Las asimetrías imperantes son uno de nuestros principales problemas” fueron las expresiones salientes a su turno de Tabaré Vázquez y de Nicanor Duarte Frutos.
Uruguay y Paraguay plantearon las asimetrías comerciales con sus socios mayores como un elemento perturbador de sus economías. Afortunadamente, hubo en el plenario una clara vocación para encarar este tema. Por ejemplo, 70% del fondo de compensación regional, en el que Argentina y Brasil harán un mayor aporte, irá a parar a esos países. A su vez, Venezuela promete dejar ingresar con arancel cero a las principales producciones charrúas y guaraníes. Se incluyó a Uruguay en el acuerdo con Venezuela para la refinería del petróleo que Caracas venderá en Argentina, convertido en combustible, en las estaciones de PDVSA.
Uruguay participará también, junto con Venezuela y Argentina, de la explotación petrolera de la cuenca del Orinoco. También Montevideo será una estación del Gasoducto del Norte, que Argentina construirá desde la ciudad de Tarija. El presidente boliviano, Evo Morales, afirmo: “CAN –Comunidad Andina de Naciones– y Mercosur son hermanos y deberían ir mucho más allá para unir a toda Sudamérica”. El canciller mexicano, Luis Ernesto Derbez, quien representó a Vicente Fox, expresó: “Quiero reiterar el interés de México para que se nos considere en la condición de asociados del Mercosur”. El presidente Hugo Chávez dijo:“Venezuela luchará para que Cuba y Bolivia sean admitidos como socios plenos del Mercosur”. Fidel Castro, comentando sobre el misterio que se generó sobre su venida al país, dijo: “A veces tengo que desinformar hasta a mis amigos.
Ni yo mismo sabía que venía”, bromeó.Visualizó que América latina está más unida que otras regiones y advirtió que lo firmado por ahora es sólo un convenio comercial entre la isla y el bloque, destinado a incrementar el comercio bilateral. Queda tanto por hacer. Para su mandato, el nuevo presidente, Luiz Inácio Lula Da Silva, exhibe calibre y poder como para avanzar en lo relativo a la moneda común, al código aduanero, al banco regional, al derecho comunitario, a la constitución del parlamento mercosureño, a concluir el tratado con la Unión Europea, integrar a Bolivia, Cuba y México como socios plenos, revisar el doble cobro del arancel común, mejorar los instrumentos funcionales del bloque y gestar la venida del resto de los países latinoamericanos.
Para ello, tendrá que trabajar mucho, tanto él como el presidente de la Comisión de representantes, Carlos Chacho Álvarez. Pero el saldo que deja este encuentro es alentador, porque sus miembros exhiben ahora un elemento vital: se llama confianza, lo que permite avizorar que nuevos aires de unión soplarán en este espacio de habla hispana y lusitana.