La investigación judicial por el aberrante crimen del psicólogo de la cárcel y profesor de la Universidad del Aconcagua, Flavio Piottante (39), y su paciente, Analía Estrella Libedinsky (30), dio un vuelco inesperado en las últimas horas, y ya hay un hombre imputado, pero en libertad. Se trata del ex marido de la novia del profesional, quien está prófugo desde el domingo. Este hombre de entre 37 y 39 años, vinculado al rubro de la construcción, es intensamente buscado tras un fallido allanamiento policial realizado en una vivienda ubicada en calle San Lorenzo de Ciudad.
Personal policial y judicial se dirigió, el domingo en horas de la noche, hasta su lugar de residencia, pero el sospechoso número uno ya había desaparecido. Por pedido de los investigadores, sus datos filiatorios permanecerán reservados hasta que aparezca. Ayer al mediodía, en Guaymallén, fue secuestrado un Fiat Uno color blanco, propiedad del hombre que está sindicado como el presunto asesino de Piottante y Libedinsky. Los peritos policiales trabajaron ayer por la tarde en el vehículo, para intentar levantar huellas dactilares de su dueño.
El informe de las muestras halladas en el Fiat Uno será presentado hoy al fiscal del caso, en este momento, Eduardo Martearena. De coincidir las marcas digitales del propietario del Uno con las huellas halladas en la escena del crimen, la hipótesis de la identidad de quien materializó este doble crimen podría ser el final de la pesquisa (ver aparte).
Para sorpresa de muchos, el presunto homicida estuvo sentado frente a los investigadores el jueves, cuando acompañó a declarar en la causa a su ex mujer y novia de Piottante, Claudia Andrea Troncoso, pero en ese instante, nadie sospechaba de él. Además, estaba previsto que declarara como testigo ayer ante el magistrado, tras una citación previa, pero los fuertes indicios que lo vincularon, luego, al hecho motivaron su repentino escape.
La pista inicial de que el autor material del doble homicidio, ocurrido en la casa y consultorio del psicólogo –ubicada en calle Barcala casi Chile de Ciudad–, podría haber sido una persona allegada a la chica se cayó por su propio peso a partir del aporte testimonial de tres personas que convivían con el ahora buscado. Todo comenzó con una charla informal que mantuvo el sospechoso con sus amigos un día después del homicidio, en la que les habría asegurado que se había mandado “una cagada”, en clara referencia al doble crimen.
A partir de esto, la hipótesis de que el hecho fue un drama pasional está a punto de confirmarse.Con estas ramificaciones, quedarían casi descartados los indicios que apuntaban al círculo amoroso de Libedinsky, quien, para los investigadores, estuvo en el lugar incorrecto a la hora incorrecta.
MEDIDAS.
Ayer, Eduardo Martearena, el fiscal de la Unidad de Delitos Complejos que finalmente instruirá el caso, tras haber sido subrogado por Daniel Carniello, imputó al hombre por “homicidio agravado por el uso de arma de fuego en concurso real con homicidio simple”. Sin embargo, esta dura imputación pende de un hilo, ya que depende también del resultado de una serie de pericias realizadas a un grupo de huellas digitales halladas en la escena del crimen.
Mientras los pesquisas siguen rastreando el paradero del ex marido de Troncoso, el fiscal continuó ayer por la tarde con las testimoniales de rigor. A las declaraciones de Troncoso y del ex novio de Libedinsky, Federico Perlbach, se le sumaron la de Beatriz Llín, madre de Piottante, y la de una colega del profesional, quienes declararon en el Palacio Policial, sede de Investigaciones.
Por su parte, el abogado de la familia Libedinsky,Gustavo Schiavi, se presentará como querellante en las próximas horas. Piottante y Libedinsky fueron brutalmente asesinados el miércoles a la tarde-noche. Él recibió dos disparos en el pecho y ella fue salvajemente golpeada y estrangulada.