Según informó la UNCuyo, biólogos de esta institución encontraron y describieron en cuerpos de agua de Mendoza y San Juan. Son de la familia de las chilinas, un grupo de caracoles exclusivos de Sudamérica.

Lo calificaron como un interesante avance teniendo en cuenta que esta Región es de las menos diversas en materia de malacofauna.

Cuyo, una de las zonas de la Argentina con menor diversidad de moluscos, es sin embargo un terreno virgen para estudiar sobre el tema. Esto es lo que motivó al biólogo Néstor Ciocco a mudarse de La Plata a Mendoza en 2007.

Así comenzó a recorrer esta Provincia y también San Juan y parte de San Luis, reconociendo distintos tipos de caracoles acuáticos y almejas, analizando su hábitat y su biología. De este modo encontró dos nuevas especies, un resultado que recientemente se dio a conocer.

El hallazgo

Son dos tipos de pequeños caracoles acuáticos bautizados como “Chilina cuyana” y “Chilina sanjuanina”, es decir que forman parte de la familia de las chilinas. Así denominan los científicos a un grupo de caracoles de agua dulce pulmonados con caracteres primitivos que son exclusivos de Sudamérica.

Con estas dos nuevas especies descubiertas por Ciocco junto con sus colegas Diego Gutierrez y Alejandra Rumi, ya son una veintena las especies de chilinas identificadas en Argentina, cuatro de las cuales son de la región malacológica de Cuyo.

Según explicó el investigador de la UNCuyo y del CONICET, se trata de caracoles hermafroditas y herbívoros que habitan generalmente cuerpos de aguas límpidas, bien oxigenadas y con sustrato rocoso. En sus recorridos el malacólogo platense halló chilinas en la cuenca del río Mendoza, en el valle de Uco, en el área de la laguna Llancanelo y en cuerpos de agua de San Juan. Generalmente, son animales que no superan los 2 cm de largo de conchilla.

“Hay muy pocas especies de moluscos acuáticos citadas para Cuyo; es una Región muy poco diversa en términos de malacofauna. Hay citadas alrededor de una docena de especies –lo que no quiere decir que siempre uno pueda hallarlas-, lo que es muy escaso comparado con otras regiones del País. La primera pregunta que nos hicimos fue por qué tan poca diversidad, si es porque las condiciones ambientales son muy duras, con predominio de ambientes sujetos a desecación, o con altos niveles de salinidad o conductividad eléctrica en el agua como en Llancanelo o en la Laguna del Bebedero en San Luis”, continuó el biólogo, o porque son muy escasos los antecedentes de investigadores que hayan recorrido la región completa buscando moluscos acuáticos.

“Ha habido muy poca gente buscando moluscos en el centro-oeste de Argentina; en general los antecedentes se reducen a exploraciones puntuales y pioneras del siglo XIX o principios del XX efectuadas por biólogos viajeros”, reconoce Ciocco.

En materia de moluscos acuáticos, el país está dividido en “provincias malacológicas” y la de Cuyo comprende casi todo Mendoza, San Juan, el oeste de San Luis y el sur de La Rioja. El criterio para esta división geográfica està basado en las cuencas hidrográficas, el clima y la fauna.

“Encontré además una almeja que no supera los 6 milímetros en Uspallata, en la cuenca del Río Tunuyán, en el sur en Llancanelo y en San Juan, que no se conocía en Cuyo. Es una especie de almeja píldora que estaba descripta en Bolivia y en el noroeste de Argentina. Ahora sabemos que vive mucho más al sur”, amplió Ciocco, quien es actualmente Presidente de la Asociación Argentina de Malacología, que es como se conoce al estudio de los moluscos.

Como buen científico, este biólogo no trabaja solo, sino en equipo con colegas de la Universidad Nacional de La Plata, como los doctores Gutiérrez (especialista en chilinas) y Rumi. “Con ellos describimos las chilinas de Cuyo: a la endémica, Chilina mendozana, que ya se conocía, se agregaron entonces dos nuevas especies: una es la sanjuanina y otra la cuyana”, dice el investigador. Y agrega que por el momento sabemos poco de la biología de estas nuevas especies, sólo detalles de su anatomía y algo de su composición genética, lo que usamos para saber que son especies distintas. Ahora tenemos que comenzar a explorar de qué se alimentan o cuando se reproducen, por ejemplo”.

“Nosotros estamos comenzando a hacer algo relativamente novedoso en el País para caracterizar moluscos de agua dulce: identificar especies no sólo por la morfología y la anatomía sino también estudiando el ADN. Los criterios utilizados por los taxónomos de los siglos XIX y XX para identificar especies se basaban casi exclusivamente en la forma, pero sucede que muy a menudo ésta cambia en distintas condiciones ambientales, por lo que la tendencia es completar los estudios anatómicos con técnicas moleculares para tener mayor precisión”, explica.

Cabe destacar que se estima que en el mundo habría alrededor de 200 mil especies de moluscos; es el segundo grupo de animales (Phylum según los especialistas) con mayor cantidad de especies después del de los artrópodos (un millón y medio de especies aproximadamente). Los moluscos habitan la Tierra al menos desde hace unos 700 millones de años.

Fuente: Prensa UNCuyo.