Roberto Fontanarrosa, uno de los tipos que mejor entiende y expresa la esencia futbolera del argentino, asegura que cuando uno juega al fútbol sólo piensa en fútbol y en nada más. El Negro, con sabia razón, dice que cuando la pelota rueda cualquier problema queda de lado.
Ayer, la inauguración de una cancha de fútbol cinco en el complejo San Felipe de la cárcel provincial sirvió para que internos disputaran dos partidos amistosos ante jugadores de Godoy Cruz, Luján de Cuyo e Independiente Rivadavia. Así, por unos momentos, dentro de la cancha, todos fueron libres. Los problemas, las angustias y el tiempo que nunca pasa quedaron congelados. La pelota rodó, el mundo se paralizó en ese rectángulo y varios internos disfrutaron de esa sana libertad que regala el deporte.
Los jugadores Sebastián Torrico, Silvio Duarte y Diego Villar, más el preparador físico Miguel Chacón y el kinesiólogo Germán Arenas representaron al Tomba. Por el lado de la Lepra estuvieron Leandro Garciarena y Alejandro De la Riba. Del Violeta participaron Cristian Favre, Silvestre Capparuccia, el entrenador Ricardo Dillon y el dirigente Juan Sánchez. También estuvo Eduardo Castro, capitán de Gimnasia y Esgrima.
En el primer picado, el equipo conformado por De la Riba, Favre, Capparuccia, Dillon y Sánchez igualó 3 a 3 ante internos de la unidad 12b (menores). Después, el segundo encuentro de la tarde lo protagonizó un conjunto conformado por Omar Pérez Botti (coordinador de políticas penitenciarias), Duarte, Torrico, Villar y Arenas, frente a internos de la unidad 9 (mayores). La victoria quedó para los internos por un disputado y entretenido 8 a 5.
Después del fútbol, hubo regalos de camisetas, firmas de autógrafos y fotos para dejar grabado el grato momento. La flamante cancha quedó en silencio y cada uno siguió con sus tareas. Pero no faltará oportunidad para que otros internos la pisen y, por obra y gracia de fútbol, olviden sus problemas y sientan la libertad de correr una pelota.