Es verdad que el Tomba perdió con un rival netamente superior en todas sus líneas. También es cierto que el pobre abanico de variantes que maneja Juan Manuel Llop en el banco de relevos lo limita. Tan cierto como que la adaptación a la primera división no es fácil. Pero ya basta de frases hechas. Si no es porque enfrente está un grande, es porque de visitante cuesta el doble. O tal vez el calor o los malos arbitrajes. Etcétera, etcétera.
Pero lo que realmente debe preocupar es que Godoy Cruz se está acostumbrando a perder (dos consecutivos y cinco en total) y eso es grave. Porque todo lo anteriormente detallado es moneda corriente en la jerga bodeguera y siempre algo sobrepasa lo planeado. Ya es hora que perder como perdió ayer el Expreso ante Estudiantes de La Plata sepulte la frase “en la próxima nos recuperamos”. No puede darse más el privilegio de seguir dejando puntos en el camino, menos si juega en su cancha y con el apoyo de más de diez mil almas.
Fue un contundente 3 a 1 con 45 minutos de sobra. Es decir, el Pincha le hizo precio. De temprano nomás, los dirigidos por el afilado Diego Simeone, quien merodea entre los grandes con el cuchillo en los dientes, sacaron el primer grito de las gargantas. Al minuto de juego, el vigente Juan Sebastián Verón, pegándole al piso, ejecutó un tiro libre mordido que se desvió dentro del área de Sebastián Torrico y la metió Agustín Alayes.
El platense cabeceó en primera instancia y El Seba tapó, pero el rebote dio en la pierna del defensor pincharrata, quien lo festejó arrodillado ante su hinchada. Estudiantes se ponía en ventaja sin todavía sentir el terrible calor cuyano de las dos de la tarde. El local reaccionó bien, sin tomarse demasiado tiempo en darse cuenta que todo iba a costar el doble. El bodeguero se apoderó del balón en el primer cuarto de hora, pero propuso un juego poco punzante y sin llegadas claras.
El Tomba surcaba ambos laterales con Nicolás Olmedo y El Cali Torresi por derecha y El Gallo Duarte y Hernán Buján por izquierda, pero todo terminaba en lo mismo. Imposible que Mauro Poy cabecee tantos bochazos indescifrables. Viendo lo poco que proponía el elenco mendocino y acomodándose al Malvinas Argentinas, el Albirrojo se plantó en mitad de cancha y tomó el timón. De ahí en más, mandaba el capitán (Verón). A la media hora, el partido se ponía dos goles arriba. Triangularon José Luis Calderon con Diego Galván, quien se había cambiado de punta, y el ex River asistió a José Sosa, quien hizo de nueve.
Así juega uno de los nuevos candidatos. Rotación pura. El volante por derecha (Galván) recibió por izquierda, el carrilero zurdo (Sosa) actuó de goleador y el responsable de anotar (Calderón) fue el creador de la jugada. Sintonía y 2 a 0. Superpoblación en el frente de ataque. Tres minutos después, la mala suerte esta vez sí se apoderó de Godoy Cruz.Villar remató al arco, el arbitro Sergio Pezzotta se agachó para no interferir en el trayecto de la pelota pero no pudo sacar sus asentaderas.
El balón rebotó en el hombre de negro y precipitó en contra el gol de Mariano Pavone. Para el delantero, enfrentarse cara a cara con José Devaca no fue problema y menos con Torrico. Cañonazo al ángulo. Partido culminado. Sobró un tiempo. Porque los del Cholo Simeone caminaron la cancha (sin embargo, hasta pudieron hacer algún que otro gol), ahorraron energías y en ningún momento se vieron amenazados. Si hasta el descuento del Chavo Pinto fue recién a los 46’ y gracias a que el arquero Andujar se olvidó agarrar la pelota mientras salía a cortar un centro.
Estudiantes confirmó que el 7 a 0 en el clásico platense no fue casualidad. Le sobra calidad y cantidad. La Brujita está más lúcido que nunca, Sosita es la manija y la inspiración del equipo y El Chapu Braña, un paredón. Mientras, Godoy Cruz revalidó la última derrota con el Ciclón y se olvidó todo lo bueno que hizo semanas atrás contra Independiente. Se han jugado doce fechas, suficientes para adaptarse. Ojalá que el Tomba no se haya acostumbrado a perder.