Un jurado popular halló culpable la tarde de este miércoles a Enzo Leonardo Figueroa Arriga (25) por el asesinato en un asalto de Esteban Emilio Olivera (40), ocurrido el 8 de abril del año pasado en Las Heras.
Los jueces de los hechos se inclinaron por la hipótesis de la Fiscalía, representada por Gustavo Pirrello y Fernando Guzzo, la cual sostenía que se trataba de un homicidio criminis causa, ya que el imputado, conocido como el Leito, mató a la víctima de dos disparos a quemarropa porque no le pudo robar.
De esa forma, descartaron la versión que planteó la defensa oficial, a cargo de Ximena Morales, que aseguraba que su cliente tuvo una participación menor en el hecho y que apuntaba como autor de los balazos letales a un menor de edad, apodado el Brunito, quien fue liberado durante la instrucción.
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Por eso, la representante legal de Figueroa había solicitado a los doce ciudadanos que lo hallaran culpable por el delito de homicidio en ocasión de robo en calidad de partícipe secundario, aunque no terminó de convencerlos.
En tanto, las otras opciones que tenía el tribunal popular eran: homicidio criminis causa en calidad de partícipe secundario, autor de homicidio en ocasión de robo, robo agravado por el uso de arma de fuego (autor y partícipe secundario) y no culpable.
Luego del veredicto, el juez técnico Mateo Bermejo lo condenó a prisión perpetua, única pena posible para la calificación por la que se decidieron los jurados.
Testigos y cámaras
Básicamente, las pruebas que complicaron al Leito fueron un par de testigos presenciales que vivían en la zona y lo conocían con anterioridad.
Uno de ellos fue quien llamó a la línea de emergencias 911 después del asalto y desde un principio marcó a Figueroa como el autor de los disparos. Semanas después, ese mismo testigo reconoció al entonces sospechoso en una rueda de reconocimiento.

Además, el Leito quedó comprometido por una cámara de seguridad particular, ubicada en una vivienda de calle Avellaneda, que tomó con detalles la secuencia del ataque armado contra Olivera.
Las características físicas y de vestimenta que se observan en esas imágenes coinciden con Figueroa. Incluso, en una escucha telefónica de una llamada entre el Leito y su madre, mencionan las zapatillas que llevaba puestas al momento del crimen.
El hecho
Corría la mañana del jueves 8 de abril y cerca de las 8 Esteban Olivera salió de su casa del barrio Almería para ir a su trabajo.
Como todos los días, cargó su mochila al hombro, se colocó los auriculares y emprendió camino a través de la calle Avellaneda, en dirección a la estación del Metrotranvía que llevaba hasta la empresa en la que trabajaba.
Pero, al llegar a la esquina con Sargento Cabral, se topó de frente con dos sujetos que caminaba por la orilla de esa arteria. Uno de ellos lo abordó, sacó una pistola e hizo la corredera hacia atrás.

Seguidamente, apuntó contra Olivera y lo amenazó para que le entregara sus pertenencias. El trabajador prácticamente no advirtió la situación, quizás por el volumen de los auriculares, por lo que continuó caminando
Ante eso, el maleante le dio un disparo en la pierna izquierda e intentó arrebatarle el celular. Pero Olivera se resistió al robo y el delincuente volvió a gatillar, propinándole otro impacto de arma de fuego, esta vez en el pecho.
Después de ese segundo balazo, la víctima hizo el gesto como para perseguir al autor, pero inmediatamente retrocedió y se desplomó en la vereda, donde perdió la vida a los pocos minutos producto de un shock hipovolémico.