Sin palco pero con vitrina, con el influjo de la convocatoria de Javier Milei al Pacto de Mayo en Córdoba, entre guiños de apoyo aunque también con algunos reclamos sobre la coparticipación, con puentes entre el radicalismo y los libertarios que pusieron a tres de sus principales figuras, pero sin copar el escenario.

Una Vendimia tibia en lo político, para la temperatura que hay a nivel nacional.

Austeridad y un poco de picardía

En términos generales, fue una fiesta sin mayores expresiones políticas, propia de un año impar, a diferencia de la fiesta eminentemente electoral que hubo un año atrás. La decisión de sacar los palcos de autoridades con la premisa de ahorrarse 40 millones de pesos también puede verse de otra manera: el cornejismo llegó a este acontecimiento presionado por el malestar policial que amenazaba con una protesta durante la fiesta. Nada de eso paso, aunque la inseguridad sigue cobrando víctimas en zonas calientes como el oeste de Godoy Cruz. Sí hubo manifestación de Ampros en la puerta del hotel cinco estrellas.

En ese tren de austeridad, Alfredo Cornejo llegó empezado al acto central, con los reflectores sobre el escenario y las gradas a oscuras. No hubo silbidos y pasó sin problemas hacia su lugar para presenciar la fiesta, para envidia de Celso Jaque, el que más padeció ese pasillo como vía crucis.

Como anfitrión, el gobernador finteó por la línea en la que se mueve respecto a Milei. Celebró la convocatoria al Pacto de Mayo, pero también marcó la cancha respecto al déficit cero, porque “no alcanza“. Y fijó el punto en el que debería darse la discusión que se viene en Córdoba: “Tienen que coparticipar todos los impuestos“, remarcó a los funcionarios nacionales que lo escucharon.

Credit: Gobierno de Mendoza

No todo fue discurso de barricada. Hubo momentos para el comentario pícaro, como cuando saludó al secretario de Turismo de la Nación, Daniel Scioli, y le recordó: “Bienvenido a tu primer amor“, frente a la mirada de los peronistas en el patio del Park Hyatt que alguna vez hicieron campaña por el ex motonauta.

Credit: Gobierno de Mendoza

Los invitados nacionales que llegaron no dispararon más reuniones que las que se dieron en los eventos oficiales, entre el brunch -más que desayuno- de la Coviar y los blends de Bodegas de Argentina, maridados con cazuelitas de cordero y empanadas, entre otras delicias.

Viva la libertad, carajo, y el vino“, pronunció animada una diputada de La Libertad Avanza oriunda de Santa Fe en la Bodega Arizu. De repente le vino a la cabeza que podía ser escuchada por kirchneristas, por alguna razón. “No, acá son todos radicales“, le explicaron. Atrás suyo, precisamente, el cordobés Rodrigo De Loredo se sacaba fotos. Ese fue el tono amable y hasta ingenuo de la fiesta.

Villarruel y la interna libertaria

Victoria Villarruel no dio más que las señales precisas que se esperan institucionalmente de la presidenta del Senado de la Nación. Sus discursos apuntaron a lo abstracto: la tradición y el pasado que hay que respetar. En algún punto de su discurso en la Arizu, provocó que un hombre gritara: “Viva la libertad, carajo“. Pocos aplaudieron, pero hasta hubo sonrisas nada cómodas y poca complicidad.

Pero incluso en ese punto, Villarruel pareció tomar distancia de los libertarios más extremos en torno a la concepción de las fiestas populares que las provincias financian a través del Estado y la obsesión liberal del déficit cero. Por algo, es la enviada del Gobierno nacional a todas las fiestas populares del país. Antes en Cosquín donde dio cátedra de cómo sortear la polémica -con Peteco Carabajal-, lo hizo ahora con la Vendimia.

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La vicepresidenta no sólo llegó tarde a la Coviar, sino también al Teatro Griego y mientras recorría ese largo pasillo central hasta el VIP de autoridades cosechó saludos, pero sin grandes exaltaciones. Eso sí, en la Coviar y en el almuerzo de Bodegas de Argentina, concentró remolinos de gente que le pedían una foto.

Curiosamente, el desembarco de tres figuras del Gobierno nacional, con el ministro de Interior Guillermo Francos, o su par de Defensa Luis Petri, junto a su pareja Cristina Pérez, no desató el furor libertario que ha solido darse con Javier Milei. En Bodegas de Argentina, se los vio a Carlos Balter, hoy director en el Banco Nación, y a Mercedes Llano, la diputada nacional de LLA que estuvo con otras legisladoras del bloque libertario. Balter entró con Francos y se sentó junto a él en el agasajo de BA.

La interna entre libertarios por el sello de Milei en Mendoza ya había dado la muestra más fuerte el jueves en otro evento, cuando la diputada nacional Lourdes Arrieta se mostró respaldada por Martín Menem, el presidente de la Cámara de Diputados.

Los pedidos bodegueros

El discurso de Javier Milei iba a generar repercusión inmediata en la Fiesta de la Vendimia. El Gobierno de Mendoza reflotó el mantra que vienen dando como respuesta a todo: lo celebramos, pero en Mendoza ya lo hicimos.

Los empresarios de la Coviar aprovecharon la presencia de los funcionarios nacionales para pedir “reglas claras y previsibilidad“. En Bodegas de Argentina, el diagnóstico de Walter Bressia fue un poco más duro que el de Mario González: giró en torno a “la cosecha más baja de la historia“, la caída de las exportaciones por tercer año consecutivo -con un retroceso histórico del 25%-, la falta de competitividad por el tipo de cambio y los problemas de rentabilidad por la inflación en los insumos. El camino placentero de un vino está marcado por mucho sufrimiento.

Credit: Gobierno de Mendoza

Y si bien el dueño de Bodegas Bressia rescató que los tiempos están cambiando a otra velocidad, profundizó en unas de las cuestiones que dejó el discurso de Milei: no objetó la minería, pero pidió que el desarrollo de los proyectos no afecte los recursos naturales, ya que la agricultura depende del agua en cantidad y calidad. “Solicitamos que prime la racionalidad en la autorización de los futuros desarrollos mineros“, aseguró.

A Bressia sólo lo escuchó la medialuna VIP de funcionarios e invitados y un poco menos que la mitad de los que ocupaban las sillas en la nave principal de la ex bodega Arizu. Cuando fue el turno de Cornejo, el gobernador lanzó su segunda picardía del sábado, cuando aseguró que los vinos y la comida mendocinos eran tan buenos que los del fondo no se callaban.

El trail de los intendentes

Hay una carrera que ya se está disputando. Es la de los intendentes y tiene varios campos. Hoy, es la pelea por la coparticipación. Pero la meta es la sucesión de Alfredo Cornejo.

Por eso, en el tren de austeridad que marcó el gobernador, se las rebuscaron para hacerse notar. Sin palco, algunas decidieron recibir a sus candidatas frente al Park Hyatt. Un mimo, sin mayores riesgos.

Diego Costarelli, de Godoy Cruz, ofreció la Arizu como el último eslabón de los jefes comunales de la UCR de ese departamento que recuperó el casco antiguo, la reparó y ahora es la joya cultural de la gestión, como antes lo fue el ex Banco Mendoza o el Le Parc. Salvo él como anfitrión, no hubo más. Se lo vio también a Francisco Lo Presti, de Las Heras, con algunos de sus funcionarios. Esteban Allasino entró y se fue, porque siguió al otro almuerzo bodeguero, que se hace en el INTA de Luján de Cuyo.

En general, los intendentes buscaron diferenciarse. Ulpiano Suarez buscó copar la agenda de la semana. El miércoles convocó a gremios y a cámaras empresariales para generar trabajo en la Capital. Le dio rosca. Pero el trofeo fue la elección de la candidata de Capital, Agostina Saua, como la primera reina que tiene el departamento en la historia de la Fiesta Nacional de la Vendimia. Minutos después de la 1 del domingo, todavía seguía posicionando el logro en las redes sociales. Lo llamativo es que el papá de la joven profesora de inglés que representó a Regatas contó en Canal 9 que es de San Carlos, al igual que Ulpiano. Es decir, lo mismo que la virreina Rocío Neila, oriunda de la capital de la tradición.