RÍO DE JANEIRO, BRASIL (EFE). Los partidarios del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y del líder opositor Geraldo Alckmin cantaron ayer victoria en torno al debate televisivo en el que ambos candidatos se midieron, a cinco días de las elecciones presidenciales en Brasil. El debate, organizado por la red de televisión Record y que concluyó en la madrugada de ayer, fue el tercero de los cuatro pactados entre ambos candidatos antes de las elecciones del domingo y el primero en que, finalmente, quedaron claras sus diferencias, tras una campaña en la que han pronunciado discursos muy similares.
LAS DIFERENCIAS. Además de insistir en atacar a Lula por los escándalos de corrupción que han salpicado a su gobierno, hasta el punto de llegar a insinuar que el mandatario es un ladrón, Alckmin dejó en claro que sus principales diferencias con el jefe de Estado se refieren a la política externa y a la fiscal. En cuanto a la política exterior, el jefe de Estado defendió su prioridad en buscar acuerdos comerciales con países en desarrollo, principalmente con los latinoamericanos, y el líder opositor dijo que Brasil tiene que privilegiar sus relaciones con los grandes mercados, como Estados Unidos y la Unión Europea.
En torno a la política fiscal, Alckmin defendió un mayor ajuste con fuertes recortes de gastos y aseguró que Lula, para financiar el aumento de los gastos, tendrá que aumentar los impuestos. Los correligionarios del jefe de Estado en el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) afirmaron que el mejor momento del gobernante en el debate fue, precisamente, cuando, basado en cifras sobre el salto de las exportaciones a todo el mundo, defendió su política externa. “La posición de Lula con relación a su política externa fue excelente y mostró claramente la diferencia con Alckmin.
Lula expuso su posición de afirmación de la nacionalidad y el progresismo, frente a la imagen de conservador, antiguo y superado del opositor”, afirmó la ministra de la Presidencia, Dilma Rousseff. Para los correligionarios de Alckmin en el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el ex gobernador de San Pablo tuvo su mejor momento cuando, para diferenciase del presidente, dijo que él no es un ladrón. “Tengo muchos defectos, pero robar no (es uno de ellos)”, aseguró Alckmin en una de sus intervenciones y ante un incrédulo jefe de Estado.