El coordinador de la campaña electoral del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, Marco Aurelio Gracía, afirmó ayer que parte de la prensa brasileña tomó partido a favor de la oposición, facilitando, de esta manera, la segunda vuelta. Parte de los medios brasileños promovió “un ataque pesado” en las 48 horas que antecedieron a las elecciones del domingo, declaró García, según el servicio de prensa del Partido de los Trabajadores (PT).

    “Vamos a denunciar con vigor, aunque nunca cercenaremos el derecho de la prensa a informar, pero tampoco seremos prisioneros de este biombo que permite el ataque y no acepta críticas al ataque desigual”, afirmó. El PT y el propio Lula estaban seguros de que el presidente obtendría más de 50 por ciento de los votos válidos en los comicios del domingo y que no haría falta una segunda ronda, la que deberá celebrarse el 29 de octubre.

    Con casi 100 por ciento de los votos escrutados, Lula obtuvo 48,61 por ciento de los sufragios validos frente a 41,64 por ciento de Geraldo Alckmin, del opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB). Un escándalo de presunta corrupción hecho público el 15 de setiembre fue explotado por la gran prensa y la oposición y, según los analistas, influyó en ese resultado. “Todos percibimos que en innumerables redacciones hay columnistas y analistas que mal consiguen esconder al camisa del partido”, dijo Gracía.

    La Policía Federal brasileña investiga a seis militantes del PT imputados en la compra de un documento falso con denuncias de corrupción contra Alckmin y el candidato al gobierno de la ciudad de San Pablo, José Serra.

    Dos de los dirigentes oficialistas fueron detenidos el 15 de setiembre en un hotel de San Pablo con el equivalente a 800.000 dólares que, presuntamente, iba a ser usado para comprar el falso informe. Lula separó de su entorno a ocho personas, entre ellas, al presidente del PT, Ricarto Berzoini, quien era jefe del comando de campaña y fue sustituido por Gracía.