La semana pasada, precisamente el jueves 20 durante la noche, parte del Clan Caro que cayó en un barrio privado de Mendoza llegó escoltado a su provincia de origen, Tucumán, para responder ante la Justicia.

Primero pasó por el Cuerpo Médico Forense para una revisión de rutina, y, luego, las autoridades decidieron su traslado a la cárcel, cuando la prisión preventiva dictada por dos meses ya era un hecho. Los detenidos están sospechados, igual que otros integrantes de la familia que están cerca de ir a juicio oral, por decenas de robos domiciliarios.

La captura el viernes 14 de tres presuntos integrantes de la banda de escruchantes en el barrio cerrado Bohemia, de Guaymallén, –hubo un cuarto apresado– tuvo amplia repercusión en la capital norteña. Están sospechados de ingresar a propiedades cuando sus dueños no se encuentran y saquear todo lo que tienen a su alcance, principalmente, dinero en efectivo. Lo que recaudaban era invertido en vehículos de alta gama y propiedades.

El estilo de vida que mostraban en las redes sociales les jugó una mala pasada debido a que no tenían cómo justificar sus bienes. En nuestra provincia habrían continuado delinquiendo aunque no es una tarea fácil comprobar su participación.

El fiscal que los investiga en la primera circunscripción judicial, Gonzalo Marzal, se encuentra por estos días en proceso de análisis de toda información recabada por los efectivos de la División Robos y Hurtos de Investigaciones, quienes trabajaron durante meses los hechos de inseguridad que se detectaron en algunos departamentos del Gran Mendoza.

Se cree que actuaron bajo la modalidad del escruche pero no descartan que también hayan participado como motochorros de víctimas que retiraban dinero de entidades financieras para después perpetrar un golpe al mejor estilo “destrozavidrios” de los vehículos.

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El Sol informó en junio que existía una banda de tucumanos en la mira por perpetrar, al menos, 16 salideras bancarias en la zona metropolitana. Los detectives estimaron que los miembros del Clan Caro que se instalaron en Mendoza estuvieron relacionados con esos casos, pero no existen evidencias contundentes para imputarlos.

Hubo dos aprehendidos que destrozaron los teléfonos celulares que llevaban, por lo que la prueba no pudo ser recuperada.

Lo que sí generó una investigación paralela fue la relación que mantenían los cuatro detenidos con el hombre que les alquilaba una casa en el citado complejo exclusivo de Guaymallén.

Oriundo de Córdoba, hace algunos años fue actor principal de algunas investigaciones por temas de narcocriminalidad que se iniciaron en la Policía contra el Narcotráfico (PCN). Se reserva su identidad porque no quedó detenido.

Este diario pudo conocer, por informantes e investigaciones policiales, que estaba relacionado con personajes que traían drogas a nuestra provincia para luego comercializarla en pequeñas cantidades.

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Vinculaciones

En el complejo cerrado atraparon a los hermanos conocidos como Tore y Vikunga, ambos nacidos en Tucumán, de 27 y 31 años, e identificados como Marcos Gastón y Francisco Emanuel, y también a su padre, Walter Ernesto Caro, un comerciante de 52 años.

Un joven que habría participado en algunos delitos, llamado Juan Gabriel Zamorano, oriundo de San Miguel de Tucumán y de 20 años, fue el cuarto capturado.

Unos días antes de que los ubicaran, policías de Inteligencia Criminal de Tucumán descubrieron que los Caro que pasan los días en prisión mantenían comunicaciones con algunos de los prófugos de la megacausa bautizada como la Industria del Escruche.

Con esos datos, llegaron hasta el barrio Bohemia, de El Bermejo. Los ubicaron e identificaron para seguir sus movimientos. Y supieron que el hombre que les alquilaba la vivienda lo hacía por 20.000 pesos por día.

Este sujeto, nacido el 31 de mayo de 1971 y con base en el barrio Cooperativa Mi Casa, tiene un historial vinculado al mundo de las drogas.

Estuvo en la mira a principios del 2014, luego de que efectivos de la PCN lo marcaran como sospechoso de integrar una organización familiar que traía estupefacientes a Mendoza desde Córdoba para luego ser fraccionados y vendidos al menudeo.

Justamente, una de las pesquisas de la PCN en las que estaba mencionado junto con un hijastro, conocido con el alias de Mococho, derivó en otras que incluían a más personajes del mundo narco que actualmente pasan sus días tras las rejas: uno es Darío Rodríguez Andino y el otro es Walter Bardinella Donoso, socios en el tráfico y el comercio de estupefacientes.

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Rodríguez Andino y Bardinella Donoso fueron condenados a 7 años y 12 años de cárcel, respectivamente, por un cargamento de 244 kilos de marihuana incautado el 31 de agosto del 2015 en la localidad de El Sosneado, en San Rafael.

Bardinella es conocido en la provincia desde marzo del 2020, cuando cayó por esa causa y el teléfono que le secuestraron dio inicio al llamado Bentogate, debido a que mantenía comunicaciones con abogados que hablaban sobre el pago de coimas en el Juzgado Federal Nº1 para obtener beneficios procesales.

El juez Walter Bento, con el paso de los meses, terminó procesado y debe ir a juicio por asociación ilícita y 15 casos de cohecho, entre otros delitos, mientras se encuentra a la espera de que se defina si es suspendido o no por el Consejo de Magistratura.

Gracias al entrecruzamiento de información y el seguimiento de teléfonos que realizaron en su momento, surgió que el hombre que les alquilaba a los tucumanos en el barrio Bohemia y algunos familiares eran narcos y estuvieron a un paso de ser apresados hace algunos años.

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Entre ellos mencionaban a quien era su pareja y también a un hermano, que también frecuentaba a su hijastro, el Mococho. Con todos esos datos, los detectives volvieron a marcar a este hombre oriundo del barrio Cooperativa de Mi Casa en los últimos días.

Conocer qué tipo de vínculo lo unía a los Caro –se cree que algunos cordobeses que también se movían en el hampa– y a qué se estaba dedicando en los últimos tiempos en Guaymallén eran algunos de los objetivos a investigar.