Un estudio liderado por la Universidad de Columbia y la investigadora de Mendoza, Milagros Rodríguez Catón, descifró 300 años de memoria climática oculta en los troncos de árboles centenarios localizados en el volcán Uturunco, en Bolivia. El hallazgo significa un avance en la comprensión de patrones históricos de precipitación y su impacto en el clima global.

La investigación, que fue publicada en la revista Communications Earth and Environment de Nature, será de utilidad para estudiar eventos climáticos que ocurren anualmente, brindando datos fundamentales para entender la variabilidad de las precipitaciones a lo largo de los siglos y proyectar escenarios futuros.

Analizamos la proporción de isótopos estables de oxígeno en los anillos de crecimiento de los árboles de la especie Polylepis tarapacana, una de las que tiene mayor sensibilidad climática y la más longeva de los trópicos en Sudamérica. Es decir, se hace un estudio de la madera que ha tomado agua por las raíces a lo largo de los años“, explicó a El Sol la investigadora del Conicet, Milagros Rodríguez Catón.

Según lo estudiado, y teniendo en cuenta la edad del árbol, se puede reconstruir con precisión las lluvias de los últimos años, en este caso 300, revelando ciclos de sequías y períodos de abundantes precipitaciones en la región.

Es un trabajo meticuloso y se puede ir más allá de los 300 años, según la edad del árbol. Actualmente, esta cronología es la más extensa del hemisferio sur, pero buscaremos continuar con la investigación“, añadió Rodríguez Catán.

Y sumó: “La metodología permite estudiar eventos climáticos que ocurren anualmente, y cada 3 a 10 años, proporcionando datos cruciales para entender la variabilidad natural de las precipitaciones a lo largo de los siglos y proyectar escenarios futuros“.

Proyecciones futuras

El estudio, que también contó con la participación de Mariano Morales, Juan Rivera, María Eugenia Ferrero y Ricardo Villalba, brinda la posibilidad de generar reconstrucciones climáticas más extensas y rigurosas.

De esta manera, lo estudiado permitirá calibrar los modelos que se utilizan para proyectar el cambio climático.

En particular, las reconstrucciones climáticas son sumamente útiles para obtener información en períodos de tiempo sin registros instrumentales, la cual puede ser usada para la validación y calibración de modelos climáticos globales y regionales“, explicó el investigador del Conicet y doctor en Ciencias de la Atmósfera, Juan Rivera.

Y agregó: “Mientras más certeza tengamos respecto a cómo el clima fluctuó en el pasado, mejor vamos a poder contrastar las proyecciones futuras. Por ejemplo, cuando se habla de niveles como 1, 5°C o 2°C de calentamiento, que son los definidos en el Acuerdo de París, siempre se refieren a anomalías respecto al período preindustrial, que abarca parte del siglo XIX. Con lo cual, poder caracterizar las variaciones climáticas del pasado otorga un valor agregado a la interpretación de lo que se observa en la actualidad y de lo que se proyecta a futuro”.

El estudio

El trabajo realizado exhibe cómo la naturaleza aloja en los anillos de los árboles la historia del clima pasado, dando mayores conocimientos sobre el clima en la cordillera Andina y brindando posibilidades para reconstrucciones climáticas más extensas y rigurosas.

El estudio fue de colaboración internacional, y además del Ianigla-Conicet en Argentina, participaron entidades de Estados Unidos, España, Perú, Chile y Francia; mostrando la importancia de la cooperación científica para abordar desafíos globales como el cambio climático.