A tres años de Qatar 2022, entre los hinchas argentinos volvió a circular la lógica apareció -y dio resultados- antes de la tercera estrella: buscar señales donde otros ven simples casualidades.
No es un análisis táctico ni una predicción deportiva. Es otra cosa. El elijo creer reapareció como un fenómeno cultural. Una forma de leer el fútbol desde la memoria, los números y los patrones históricos. Y con el Mundial 2026 en el horizonte, esa mirada volvió a ganar espacio en redes sociales y conversaciones futboleras.
La experiencia de Qatar dejó una marca. En aquel camino, varias coincidencias se fueron acumulando hasta encontrar su desenlace en Lusail. A medida que la Scaloneta fue avanzando y los resultados se fueron dando las “coincidencias” eran cada vez más grandes. Elijo creer se volvió una forma de vida a fines del 2022. Hoy, la historia parece volver a ofrecer guiños.
Resultados que se repiten
Tras consagrarse campeona del mundo, la Selección Argentina disputó dos partidos amistosos en el país. Ganó 2-0 y luego goleó 7-0. Lo llamativo apareció al mirar hacia atrás: esos mismos marcadores los había conseguido el Brasil de Pelé luego de su primer título mundial en 1958.
Aquella selección no solo repitió resultados, sino que terminó defendiendo con éxito la Copa del Mundo en 1962. En el medio, además, quedó eliminada en cuartos de final de los Juegos Olímpicos frente al país anfitrión. Un recorrido que, décadas después, encontró un eco en Argentina, eliminada por Francia en París 2024.
Selecciones que no estuvieron
En el archivo de coincidencias también reapareció Nigeria. El seleccionado africano no participó en los mundiales 1978, 1986 ni 2022, todos ganados por Argentina. De cara a 2026, quedó fuera de la clasificación y pese a que mueve los papales para entrar por escritorio, esos reclamos rara vez prosperan.
Para quienes siguen esta lógica, la ausencia volvió a sumar peso simbólico.
Un anfitrión con historia repetida
Canadá, uno de los países sede del Mundial 2026, también quedó atrapado en la trama. El seleccionado canadiense disputó apenas tres mundiales en su historia. Las dos primeras coincidieron con títulos argentinos: México 1986 y Qatar 2022.
Ahora, volvió a clasificarse -en calidad de organizadora- para una Copa del Mundo que se jugará en su territorio.
Premios individuales y ciclos que se cruzan
El Balón de Oro sumó otro elemento al relato. En 1985, el premio fue para Michel Platini y al año siguiente Argentina fue campeona del mundo. En 2022, el galardón quedó en manos de Karim Benzema y la Selección levantó la Copa en Qatar.
En la antesala de 2026, el último Balón de Oro quedó en poder del francés Ousmane Dembélé, un dato que rápidamente se incorporó al mapa simbólico de coincidencias.
El fútbol de clubes también dijo presente
Incluso el calendario internacional aportó lo suyo. Chelsea ganó el Mundial de Clubes en 2021 y, al año siguiente, Argentina fue campeona del mundo. En 2025, el equipo inglés volvió a consagrarse, repitiendo la secuencia en la previa de un Mundial.

Doce años después
La cuenta de los doce años apareció como otro patrón recurrente. Italia perdió una final en 1994 y fue campeona en 2006. Alemania cayó en 2002 y levantó la Copa en 2014. Argentina perdió la final en 2014 y doce años después llegó el Mundial 2026.
Señales desde las juveniles
Las categorías formativas también se colaron en la narrativa. En 1983, la Selección Sub-20 perdió una final y, al Mundial siguiente, la Mayor fue campeona. En 2025, el Sub-20 volvió a caer en una definición, justo antes de una nueva Copa del Mundo.
El número que se repite
El cierre llegó con un dato que atraviesa décadas: el número 36. Argentina jugó la final de 1978 y volvió a hacerlo 36 años después, en 2014. Fue campeona en 1986 y repitió el título 36 años más tarde, en 2022. En 1990 disputó otra final y, 36 años después, el calendario marca otro mundial donde ¿al menos seremos finalistas?

Nada de esto explica un partido ni garantiza un resultado. Pero el elijo creer nunca buscó certezas. Se sostuvo en la memoria colectiva, en los ciclos que parecen repetirse y en una ilusión que, una vez más, encontró motivos para volver a activarse. Vale repetirlo: muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar.
