El sonoro festejo de la gente de River Plate, al final no fue antojadizo, sino que más bien se debió a lo que tuvo que sufrir su equipo para ganarle ayer 2-1 al modesto Quilmes. En algún tramo del segundo tiempo, la multitud que pobló el Monumental sintió que las cosas se complicaban y que la posibilidad de resignar dos puntos clave era más que latente. River consiguió su tercera victoria al hilo, pero igual evidenció que sus aspiraciones todavía no se condicen con lo que hace en la cancha. ¿Quilmes? Perdió su quinto partido en seis presentaciones y renunció su técnico, Mario Gómez.

    El Cervecero casi sorprende a los 38’ con un disparo lejano de Martín Romagnoli, que pasó junto al palo derecho. Y cuando parecía que nada iba a ocurrir hasta el cierre de la primera etapa, Ortega vio que a Higuaín le soltaban la marca y la cruzó con justeza para que el delantero metiera una tremenda volea goleadora. En el complemento, River se quedó con uno menos y Quilmes aprovechó la situación.

    A los 17’ llegó al empate tras una gran maniobra individual de José Chatruc, quien metió dos sombreros en la puerta del área antes de sacar un remate letal. Pero cuando todo parecía que terminaba en empate porque el visitante estaba bien parado, apareció un centro por derecha que cabeceó muy bien Paulo Ferrari junto al palo de Derlis Gómez. Sin mucho brillo, El Millo ganó y está segundo.