Franco Edgardo Parlanti Adrover tiene 29 años y es hijo de un reconocido empresario del transporte y el mundo vitivinícola de Mendoza. En el 2016 lo condenaron a tres años de prisión en suspenso luego de confesar en un juicio abreviado que golpeó y lesionó a tres personas. El caso tuvo repercusión nacional por los hechos que venía protagonizando durante sus salidas nocturnas, y la prohibición para ingresar a boliches que le impusieron por el mismo tiempo de la pena: debía realizar un tratamiento psicológico para controlar sus impulsos agresivos.

En los últimos días, Parlanti volvió a estar en el centro de la escena judicial por sospechas de autoría en un caso similar a los que reconoció años atrás.

Una agresión que sufrió un hombre de 46 años a fines de febrero de este año durante una fiesta electrónica privada en la bodega Lomas del Malbec, de Agrelo, Luján –donde trabaja con su familia– motivó a la Justicia a volver a imputar a Parlanti por lesiones leves dolosas: “Se impondrá prisión de un mes a un año, al que causare a otro, en el cuerpo o en la salud, un daño que no esté previsto en otra disposición de este código”, señala el artículo 89 del CP argentino.

El denunciante, identificado como Julián Enrique Martínez, conocido de un hermano del acusado, lo identificó de haberlo golpeado en la cabeza con una botella de licor Jägermeister y causarle un traumatismo de cráneo con pérdida de conocimiento, lesión con sangrado en algunas partes del rostro y que motivó su atención en el Hospital Central.

El caso quedó en manos del fiscal Correccional Juan Carlos Alessandra y Parlanti fue imputado a mediados de setiembre, más de seis meses después de la denuncia, luego de quedar en la orden del día con pedido de captura durante algunas jornadas.

Sus abogados, Carlos Moyano y Nicolás Camani, solicitaron el mantenimiento de la libertad de su cliente cuando efectivos de la Unidad Investigativa de Luján allanaron la casa de sus padres, en el barrio Palmares de Godoy Cruz –el joven acusado tiene domicilio en el calle Boulogne Sur Mer de Ciudad– y el representante del Ministerio Público hizo lugar al beneficio imponiendo una caución de 3 millones de pesos.

Parlanti se encontraba en un viaje familiar por México cuando se desarrolló el procedimiento y los letrados argumentaron que no había riesgo de fuga ni entorpecimiento probatorio, por lo que Alessandra no se opuso y permitió que continúe en libertad mientras avanzaba en la incorporación de pruebas en el expediente. Al momento de ser notificado de la imputación en su contra, Parlanti prefirió no declarar. Sus representantes legales evalúan que lo haga en las próximas semanas.

En comunicación con El Sol, Camani negó que Parlanti haya sido el agresor de Martínez. Y explicó que ha declarado una docena de testigos que no lograron identificar al atacante, entre ellos, asistentes de la fiesta y el personal de seguridad. En la mayoría de las testimoniales estuvo presente el fiscal Alessandra.

De acuerdo con fuentes judiciales, la causa cuenta con la declaración de Martínez y de una testigo presencial, quien dijo que vio a Parlanti con la botella en la mano durante la agresión. “Creo que es el hijo del dueño de la bodega Lomas de Malbec. No sé su nombre, pero lo conozco de vista”, aseguró la testigo en sede judicial. 

En detalle

La reconstrucción sostiene que el hecho se produjo aproximadamente a las 5.30 del 26 de febrero en la bodega Lomas de Malbec, sobre ruta 86 en Agrelo, Luján. En ese lugar se desarrollaba una fiesta privada electrónica. Dos días después, Julián Martínez radicó la denuncia en una oficina fiscal.

En la presentación, aseguró que se encontraba participando en el evento y que esperaba a que terminara para ingresar al after que se daría en una arpa, cercano al lugar. “Se me acercó corriendo hacia mí un sujeto quien me pegó un botellazo en la cara, sin decirme previamente nada y luego salió corriendo. Me caí al suelo, perdí el conocimiento unos segundos y, al cabo de unos segundos, personal de seguridad del lugar me ayudó a levantarme”, aseguró Martínez.

El denunciante agregó que fue en busca del atacante pero que el personal de seguridad se lo impidió. Dijo que lo conocía de vista y que era el dueño de la bodega, porque había estado con su hermano durante la fiesta. Explicó que llamó al 911 y que una de sus amigas lo llevó directamente al Hospital Central, sin esperar al móvil policial, porque sangraba, recibiendo el alta médica durante el mediodía de esa jornada.

En su relato, Martínez dijo que no había tenido problemas con nadie durante el encuentro de fiesta electrónica. Pero recordó que, mientras esperaba su ingreso al after, hizo un agujero con un cigarrillo en una de las cortinas que había en el lugar, “sin que pasara a mayores”, señalando que “se trató de un chiste para probar que la cortina no era ignífuga”.

“Comenzamos a reírnos con un grupo de chicos que estábamos en el lugar, a quienes no conocía mucho, y luego nos separamos. Yo supongo que este grupo de gente conocía al dueño de la bodega y por eso esta persona reaccionó de esta manera”, dijo el denunciante.

Por último, trascendió que el abogado querellante, Ariel Civit, solicitó al Ministerio Público que se realice una rueda de personas con la testigo presencial de la causa, con el objetivo de intentar de que reconozca al hijo del empresario como el autor del ataque.