La inseguridad que reina en la provincia tiene a un nuevo protagonista. Alfonso García, dueño del video Plaza Sexta, cansado de los robos, manifestó a este diario que sufrió cuatro delitos de iguales características en los últimos cinco meses y que la zona está liberada por la policía. El local comercial está ubicado en una transitada esquina de la Sexta Sección, en Jorge A. Calle y 12 de Febrero, de esa zona capitalina.
Ayer a la madrugada, los ladrones ingresaron y se llevaron el poco dinero en efectivo que había en la caja registradora, películas de las estanterías y, para festejar, si se quiere, un vino espumante que estaba en la heladera de la cafetería que funciona junto al video club. “Estoy cansado de tantos robos. Es una zona liberada por la policía”, manifestó García. El hombre no dudó un solo segundo en afirmar que, a partir de este hecho, se trasladará durante las noches a dormir en el local.
Asimismo, dijo que irá con un arma de fuego para sentirse más seguro y proteger el lugar en el que invirtió sus ahorros, junto a otro socio, y más de diez años de trabajo. “Es la única solución que encuentro, porque ya ni siquiera en la policía se puede confiar”, dijo al respecto. El comerciante ha tenido que padecer grandes pérdidas que jamás ha podido recuperar, entre ellas computadoras y un proyector que utilizaba para pasar películas en un pequeño cine que tenía en la parte de arriba del video.
Este servicio ya no lo puede ofrecer por los altos costos que tiene el aparato. En las cuatro oportunidades, los malvivientes eligieron el momento oportuno para cometer los atracos. El horario preferido por los ladrones siempre fue la madrugada, cuando dentro de la propiedad no había nadie. Lo asombroso de estos sucesos es la impunidad con la que los malvivientes delinquen, además de la capacidad para lograr sus objetivos.
El comercio está rodeado de alarmas monitoreadas por una empresa de seguridad privada. También posee rejas que, a simple vista, parecen imposibles de romper. Eso sí, y quedó demostrado, para esta gente no hay nada difícil de lograr. García comentó que lo que más gasto le ocasiona en un robo a su local no es lo que los delincuentes eligen como botín –salvo raras excepciones como las ya mencionadas–, sino arreglar las enormes rejas y colocar nuevamente las alarmas y sensores. “Con un robo de estos al mes, sin duda el negocio del que vive toda mi familia y la de mi socio da grandes pérdidas”, concluyó el comerciante.