Miguel Ángel Recupero es conocido como el Monkey. Decía ser empleado municipal y mecánico. El 1 de julio del 2015, este hombre de 37 años fue condenado a la pena única de 11 años de cárcel por intento de robo y asesinato agravado por el uso de arma de fuego. El 10 de febrero del 2023 debía salir de la cárcel de Boulogne Sur Mer por pena cumplida. Pero eso no sucedió porque cometió delitos federales vinculados con la tenencia y la comercialización de drogas. 

El Monkey purgaba los años impuestos por la Justicia en la prisión de Ciudad y utilizaba teléfonos celulares para comunicarse con algunos personajes del mundo exterior y delinquir. Su “socio” en la calle era Jesús Norberto Francisco Mir, un joven lasherino que actualmente tiene 26 años y acopiaba importantes cantidades de marihuana para suministrarle a Recupero en un domicilio de calle Marcos Burgos.

Ambos fueron detenidos en el 2021 y este lunes el juez Alberto Daniel Carelli, del Tribunal Oral Federal Nº1, los condenó a 6 años de cárcel luego de un juicio abreviado en el que reconocieron los hechos luego de un pacto con la fiscalía.

Los delitos fueron cultivo de plantas utilizables para producir estupefacientes, tenencia, entrega (en grado de tentativa) agravado por la participación de tres o más personas en los hechos investigados y por ocurrir dentro de una institución penitenciaria.

El trabajo de la banda era sencillo y parecía aceitado: Recupero coordinaba el ingreso de estupefacientes al Complejo Penitenciario I y contaba con la colaboración de Mir, cuyo rol era el de acopio, trasladado, venta y facilitación de las sustancias. El objetivo del dúo era comercializar las dosis en los diferentes pabellones del penal al mejor estilo narcomenudeo y dividir ganancias.

Ambos contaban con un tercer sujeto identificado en la investigación federal y de la Policía contra el Narcotráfico (PCN) de Mendoza como Joni, quien no fue detenido pero se supo que era el encargado de lanzar los bultos con droga al interior del penal durante horarios de siesta, justamente en horarios en que los internos se encontraba en los patios o fuera de sus celdas en los módulos.  

Mir le pagaba entre 3.000 y 4.000 pesos a este personaje para que arrojara las “palomas”, como se conoce en la jerga carcelaria o tumbera este tipo de accionar delictivo, a los patios del penal más antiguo de la provincia.

Recupero y Mir terminaron detenidos en esta causa el 23 de setiembre del 2021 porque venían siendo investigados por la PCN desde hacía casi medio año. Escuchas telefónicas confirmaron cómo se movían y pactaban las entregas de la marihuana. Ese día, los pesquisas supieron que Recupero iba a recibir “mercadería” y Joni la iba a arrojar mediante la modalidad de palomeo.

Todo había sido coordinado por teléfono y los policías de la PCN lo sabían porque las escuchas eran directas. Tal como sospechaban, recibieron una comunicación del Servicio Penitenciario en el que le informaron que a las 16 habían encontrado un envoltorio de nylon blanco con droga en su interior.

El bulto, que contenía 246 gramos de marihuana y 87 gramos de ramas secas, fue hallado en una zona muerta frente al pabellón Nº5.

Gracias a los trabajos policiales y luego de detectar un nuevo lanzamiento en el penal, los investigadores solicitaron allanamientos en la casa de Mir y en la celda donde pasaba sus días el Monkey Recupero.

En el domicilio encontraron 55 panes de marihuana ocultos en una bolsa de alimentos para perros que hicieron un peso total de 46,2 kilos, además de cogollos, restos de cocaína, una balanza de precisión y un vivero interior en funcionamiento con luces LED con coolers -los conocidos como indoor-, medidores de temperatura y humedad y otros accesorios e insumos.

Las llamadas telefónicas entre los acusados y terceras personas -como el Joni-, revelaron cómo los dos principales responsables de las maniobras narco evidenciaron que tenían disponibilidad de la droga y demás elementos, los que fueron hallados en la casa de Las Heras.

El 1 de setiembre, poco más de dos semanas antes de las medidas, se produjo una conversación entre Recupero y Mir, la que fue tomada como prueba para confirmar la actividad delictiva.

Recupero: “Escúchame, siete y cuarto ya está el primo acá, ¿sabes?

Mir: “Bueno, yo acabo de salir de acá a buscar eso”.

Recupero: “Bueno, si querés podés ir al…, prepárate las palomas, y vas directamente al (barrio) Olivares, pasas a buscar eso le dejas diez mil pesos, volvés y ahí nomás venís a buscar al Joni, ya cuanto te vas de vuelta me depositás esas cuarenta en una tarjeta Ualá que te voy a pasar del chofer…”.