El precio de las zapatillas está por las nubes y muchos mendocinos han optado por llevar su par a un zapatero para ahorrarse casi 60 mil pesos en unas nuevas. Los arreglos son más económicos, lo único es que deben encontrar un lugar en la cargada agenda que tienen los trabajadores de ese rubro.

“El trabajo ha aumentado casi un 60% en estos meses y lo que más hacemos son trabajos de parches y roturas”, comentó el dueño de una zapatería a El Sol. Además, señaló que espera que en febrero repunte aún más, ya que vuelven varios trabajadores de vacaciones.

En una recorrida por los comercios de zapatos del centro mendocino encontramos que un par de zapatillas de marca tienen un valor de 25 mil pesos, las más económicas, y las más caras rondan los 70 mil pesos aproximadamente.

En cambio, el arreglo del par oscilan de los 400 a los 4.000 mil pesos, dependiendo del trabajo que tienen que realizar y los insumos, los cuales los comerciantes manifiestan que aumentan cada mes y es por eso que deben ajustar sus valores.

Los precios de las zapatillas nuevas están por las nubes.

“Aun así, sigue siendo una ‘ganga’ y les conviene venir porque se las dejamos nuevas y pueden estirar con ellas un tiempo más. Además de que cada vez vienen de peor calidad las nuevas y no les duran nada”, señaló la dueña de un local.

El problema que podrían llegar a tener los mendocinos es la agenda de los zapateros. “Todos se van de vacaciones y entraron un montón de zapatillas, así que estamos cargados hasta el 31 de enero. Ahora tengo unas 15 para arreglar y estoy esperando que entren más”, señaló un hombre que se dedica a ese rubro.

En 2022, la ropa y el calzado fue uno de los rubros que más aumentó sus precios, de acuerdo con las cifras publicadas por el Indec. En Mendoza, este rubro cerró el año con un 132,8% de incremento.

“Agenda llena”, señalan los zapateros.

A simple vista puede verse que las zapatillas usadas, que están esperando a su dueño, quedaron como nuevas con los retoques que le hicieron los zapateros, que llevan años dedicándose a esa tarea, pero aun así les sigue sorprendiendo la amplia cantidad de trabajos que tienen.

Un dato aparte es que varias “Cenicientas” dejan olvidado su zapato en los comercios de arreglo y no vuelven a buscarlo. La solución que han encontrado ante esa situación es donarlas a las familias más carenciadas.