Las nuevas flexibilizaciones anunciadas el martes por el Gobierno nacional volvieron a encender el reclamo por la falta de presencialidad en las universidades del país.

Atento a los cuestionamientos que se dinamitaron por las redes sociales, el ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk aseguró “que no se puede cambiar el régimen de cursada en la mitad del semestre porque se rompería un contrato académico”, al explicar por qué todavía no se puede lograr que el 100% de los alumnos vuelvan a las aulas.

Aclaró, a su vez, que hay jóvenes de distritos alejados “que venían y alquilaban una casa o un departamento” y “hoy no tendrían dónde ir” si se modifican las reglas de juego a esta altura del año.

Coincidentes con los argumentos del funcionario nacional, las autoridades de las universidades de Mendoza hicieron hincapié en que el objetivo es avanzar hacia “una normalidad creciente”, pero considerando esas realidades y sin abandonar el sistema de educación bimodal “que llegó para quedarse”.

Tanto en la casa de estudios públicas como en algunas privadas el panorama es similar, se habilitaron las clases presenciales de laboratorios y de prácticas a fines del año pasado y durante el 2021 se avanzó lentamente con los alumnos de 1º y 2º año.


Distancias, virtualidad y alquileres

En los pasillos hoy virtuales de las distintas instituciones, las opiniones de los alumnos están polarizadas. “Un 50% asegura que nunca logró acomodarse a la falta de presencialidad y otros amenazan con dejar sus estudios si se termina la virtualidad”, graficó Agustín Salmerón, estudiante de la UNCuyo, quien forma parte del Centro de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

El joven militante afirmó que hubo un “éxtasis por sacar materias al comienzo de la cuarentena” y que muchos lograron recibirse. Sin embargo, la falta de conectividad y de computadoras le jugó en contra a un buen número, es por eso, que el reclamo principal en los primeros meses de las cuarentenas se centró en que las autoridades cubriera esas demandas, más allá del color político de las agrupaciones.

En la vereda contraria, para otros fue un alivio poder estudiar desde sus casas porque pudieron abaratar costos, trabajar o cuidar a sus hijos que tampoco tenían clases.

“Lo ideal sería poder ir avanzando hasta dónde se pueda y mantener la bimodalidad de acuerdo con las necesidades de cada cátedra”, dijo Salmerón, quien afirmó que el tema de las distancias y el alquiler de las viviendas que no tomaron los chicos no pueden quedar al margen del debate.

Roberto Irrera, presidente de la Cámara Inmobiliaria de Mendoza, precisó que actualmente los departamentos que solían tomar los universitarios, están siendo utilizados como alojamientos temporarios para turistas porque, finalmente, se gana más y se expone menos al inmueble.

“Alrededor de junio del año pasado, los chicos rescindieron sus contratos con causa”, puntualizó Irrera y contó que este año el movimiento ha sido casi nulo. A su vez, dijo que hoy es muy difícil encontrar un amoblado, los hogares más buscados por los jóvenes que van por dos o tres dormitorios para compartir.

La UTN acondiciona aulas con cámaras

José Balacco, decano de la UTN, aseveró que se ha ido avanzando en un regreso paulatino y gradual, pero “no podemos arrancar de un día para el otro, teniendo en cuenta que hay chicos que no son de acá y que no pueden venir por una materia y volverse. Es toda una logística nueva que tenemos  que considerar, sumado a las desinfecciones que tenemos que hacer cada un módulo. Esto hace que no podamos regresar al 100%”, dijo.

En octubre del año pasado pudieron volver las clases de laboratorio tras presentar un protocolo a Nación y a la Provincia y hace 45 días pudieron reducir el distanciamiento mínimo de los bancos para “habilitar clases de teoría, en forma paulatina y gradual”.

Actualmente tienen adecuado un espacio para que los chicos puedan estudiar en la sede y en el caso de la residencia, funciona en forma limitada, ya que sólo puede haber un estudiante por departamento y hasta este miércoles viven allí 7 jóvenes.

La idea es que para marzo del año que viene podamos estar casi a full”, dijo Balacco y adelantó que se están poniendo a punto aulas híbridas para que la mitad del curso pueda estar presente y el resto vía Zoom. Estarán provistas de una cámara, sistema de audio y pizarras interactivas. Para esto, además, se esperan fondos del Ministerio de Educación.

Sobre el impacto de la pandemia el decano consignó algunos datos reveladores. Mientras que en un año normal se recibían 170 ingenieros, en 2020, sólo unos 54. 

Lo positivo es que se entregaron 700 títulos, de los cuales 370 correspondieron a carreras cortas. Sumado a que el número de  ingresantes a la institución creció de 600 el año pasado a 900 en 2021. 

Para el decano, esto último les hace pensar en el futuro y en crear no sólo nuevas aulas físicas, si no también virtuales para llegar a nuevos discípulos.

UNCuyo y su presencialidad inteligente

Desde septiembre del 2020 la Universidad Nacional de Cuyo inició un proceso de presencialidad inteligente y en noviembre comenzaron las prácticas de las áreas de salud, que eran las más críticas, como sucedió en la Facultad de Odontología. A su vez, se fueron incorporando actividades de laboratorio. En tanto, a partir de de este año se incrementaron progresivamente las actividades.

Dolores Lettelier, secretaria Académica de la alta casa de estudios,precisó: “Actualmente las 12 facultades y los 3 institutos están con actividades presenciales, pero, por supuesto, cada unidad académica va evaluando cuáles son las prioritarias y en las que se va ampliando la presencialidad de acuerdo con el escenario epidemiológico”.

“El mandato del rector es priorizar la presencialidad”, recalcó y aclaró que teniendo en cuenta la heterogeneidad de las facultades, “se delegan las atribuciones a cada una de ellas”, considerando, a su vez, la realidad de cada uno de sus educandos “en este momento de transición”. 

En algunas unidades académicas se sumó el cursado presencial con prioridad para 1°, 2° y 3º en agosto de este año como sucedió en Ciencias Agrarias, y en Economía  se dispuso que el retorno sea gradual y se comience con la vuelta a la presencialidad de exámenes finales.

En Ciencias Políticas y Sociales se priorizó a los estudiantes que están cursando 1° y 2° año, los más afectados con el impacto de la pandemia en 2020.  Aunque estos salones llegan a albergar a unos 500 jóvenes.

Mariana Castiglia, secretaría Académica de la Facultad  de Ciencias Políticas y Sociales, precisó que el nivel de asistencia llega al 90% en estos primeros años y que luego de los anuncios dados por Nación, se avanzará con 3º y 4º.

“Todo esto respetando que no se puede cambiar a mitad de cuatrimestre las reglas de juego o las reglas de condiciones socioeconómicas de cómo los chicos eligieron cursar”, dijo y aclaró que “antes de la noticia de ayer (por el martes) ya estábamos a un 50% de presencialidad”.

En cuanto al impacto de la pandemia destacó que, pese a todo, “hubo un 25% más de recibidos que en un año normal” y que “150 que viven fuera del Gran Mendoza retomaron sus estudios”.

UMaza, la pionera

En el caso de las privadas la realidad es similar, pero algunas avanzaron más que el resto. La Universidad Juan Agustín Maza fue pionera en marcar la importancia de las clases presenciales y en octubre del 2020 repusieron las actividades prácticas esenciales.

En marzo se incrementó la presencialidad y se comenzó a trabajar con aulas híbridas y adaptadas a la circunstancias que requirió una gran inversión para dar clases simultáneas desde agosto.

Daniel Miranda, rector de la UMaza indicó: “A partir del lunes volverán los estudiantes de 1º y 2º año, y el 4 de octubre los de 3º con actividades teóricas en todas las carreras”.

En ese interín, a su vez fueron a buscar a los estudiantes que vivían afuera del Gran Mendoza y los conectaron.

“La bimodalidad llegó para quedarse, porque en muchos aspectos porque ha permitido que muchos estudiantes que trabajan tengan una gran flexibilidad horaria y asistir a las clases, lo mismo que pasó con los alumnos de zonas alejadas. Otro beneficio es el proceso de internacionalización académico a mediano y largo plazo”.