El cardenal Jorge Bergoglio convocó ayer a vivir como hermanos y a erradicar la discordia y el odio, en la misa central realizada frente a la basílica de Luján, como cierre de una nueva y multitudinaria peregrinación juvenil. Bergoglio encabezó, desde las 7, la misa central de la trigesimosegunda peregrinación juvenil a Luján, ante varios miles de fieles que llegaron a plaza Belgrano con coloridos estandartes identificatorios de su lugar de procedencia y que marcaron la presencia de personas de muchos puntos del país.

    La misa fue la culminación de la marcha de 60 kilómetros que había partido el sábado, poco después del mediodía, desde el santuario de San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, y que se desarrolló durante unas quince horas bajo el lema “Madre, necesitamos vivir como hermanos”.

    “Lo que nos impide vivir como hermanos es la discordia, la envidia, el odio. Si ya en el momento de Jesús en la cruz había quien sembraba la discordia, a lo largo de la historia siempre los hubo. El demonio no se queda tranquilo. Es el padre de la discordia, de la discusión, de la violencia”, agregó, sin hacer referencia explícita a cuestiones de la realidad nacional.

    MÁS DE UN MILLÓN. Personal de Gendarmería, de la Policía y del Ministerio de Salud a cargo del operativo estimaron en 1.300.000 la cantidad de peregrinos que habrán pasado por la localidad, cifra levemente inferior a la registrada el año pasado.

    La columna más importante ingresó entre las 4 y las 7 y el acceso a la basílica se realizó a través de la avenida 9 de Julio, donde dos sacerdotes, desde un pequeño palco montado sobre uno de los laterales de la basílica, no se cansaron de darles la bienvenida a los recién llegados.

    Luego de la misa central, los peregrinos aprovecharon la jornada de sol para caminar por la zona céntrica de la ciudad, a pesar del cansancio de la larga marcha, y muchos se quedaron hasta pasado el mediodía para almorzar al aire libre. En la movilización fue muy notoria la presencia de jóvenes, aunque la convocatoria peregrina atravesó todas las edades. En tanto, decenas de miles de fieles desfilaron durante todo el día por el interior de la basílica para venerar la imagen original de la Virgen Gaucha, que data de 1630.

    A estos fines, fueron retirados todos los bancos de la iglesia, dentro de la cual se organizó un circuito procesional vallado, con señalizaciones de acceso y salida. Desde lo alto de un púlpito, dos sacerdotes arrojaban agua bendita sobre los fieles que se acercaban con veneración, algunos de los cuales avanzaban arrastrándose dificultosamente sobre las rodillas.

    La multitudinaria afluencia de público motivó, además, el montaje de un gran despliegue de fuerzas de seguridad y personal sanitario quienes, con su labor, permitieron un desarrollo organizado de la manifestación de fe y la ausencia de mayores sobresaltos. En el puesto sanitario montado por la Dirección Nacional de Salud Pública se atendieron 500 personas antes del mediodía, la mayoría de las cuales llegó con cuadros de hipotensión, desmayos, gastroenteritis o traumatismos.