Este lunes, pasado el mediodía, comenzó la discusión en la Cámara de Diputados del proyecto de ley bases y de reforma fiscal que impulsa el Gobierno nacional

A las 12.25 se logró el quórum con 135 diputados sentados en sus bancas, seis más de los necesarios por reglamento. Después de seis cuestiones de privilegio, con las que legisladores de diferentes signos políticos manifestaron su disconformidad sobre algún asunto, Santiago Santurio (La Libertad Avanza) dio inicio al debate en general de la ley bases.

La que se espera sea una maratónica sesión comenzó con un tenso cruce entre el presidente de la Cámara, Martín Menem, y el titular del bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez, por el ordenamiento de la discusión en el recinto. Finalmente el oficialismo logró 140 avales para que la votación en particular sea por capítulos -en el caso de la Ley Bases son 12- y de manera nominal.

En ese mismo acuerdo se dispuso que no habrá cuartos intermedios en el debate por lo que se estima que la sesión en la que se llevará adelante el debate de ambas leyes llevará al menos de 30 horas.

Arrancamos mal, una vez más” dijo Martínez. Eso no fue todo: a los pocos minutos del inicio de la discusión, mientras la palabra la tenía el radical Rodrigo De Loredo, se pudo escuchar en el recinto de sesiones palabras como “ridícula” o “calmate”. En ese contexto, una legisladora pidió: “Dale un rivotril a Gaillard, que está sacada”.

“Entiendo el apuro y que le quieren dar celeridad al trámite, pero ante el solo pedido de un diputado el reglamento habilita que se debata artículo por artículo”, respondió Ana Carolina Gaillard, legisladora del Frente de Todos.

La discusión

En febrero, cuando se realizó el primer intento en el Congreso, la ley ómnibus logró superar el filtro de la votación en general con 144 votos a favor, 15 por encima de la mayoría absoluta de 129 voluntades que, además, es la vara a alcanzar para sostener el quorum de la sesión.

A pesar de esto, todo se truncó luego de que se discutieron seis artículos en los que la oposición no acompañó, provocando la ira de Milei, que pidió retirar el proyecto.

A diferencia de lo ocurrido en febrero pasado, en esta ocasión el oficialismo se mostró mucho más pragmático y no sólo eliminó cláusulas que generaban fuerte resistencia en los bloques de la oposición dialoguista, sino que también, redujo sus pretensiones y pasó de los más de 600 artículos de la versión inicial de la ley ómnibus a los pocos más de 250 que contiene la norma actualmente.

A esto también hay que sumarle importantes concesiones a las que el oficialismo se vio obligado a aceptar, como la negativa a la privatización del Banco Nación, el intento por darle un nuevo destino al Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) que maneja la Anses y las modificaciones a la ley de defensa de la competencia.