Elecciones.

Por estos días, la política nacional se muestra muy tensa, porque tiene en puerta definiciones nada sencillas, relacionadas con el futuro de sus fuerzas para los próximos años. Tienen que ver con el cierre de frentes o alianzas electorales para los comicios presidenciales de agosto. Es decir, así como hay mucha negociación, rosca partidaria y fotos que hablan, también hay mucho nerviosismo, que se pone de manifiesto en las declaraciones. Eso sí, el foco y la energía están puestos en resolver estas diferencias, acercar posiciones y ver quién, según las encuestas, está mejor parado para ser candidato. Con todo, lo que se pondrá en juego es mucho y lo único para precisar es que la construcción de un frente debe, por respeto a los votantes y, en general, a todos los ciudadanos, ser lo más coherente posible. No puede estar, como hemos visto estos años, sostenida por mezquindades y con matrimonios por convivencia, principalmente, porque estos castillos de naipes, sin sustento, terminan cayéndose estrepitosamente. Y, si es así, a todos nos va mal.