Hay conquistas sociales que, en tiempos electorales, merecen discutirse como parte de las propuestas de un proselitismo más o menos racional. La educación pública es una de estos temas que en apenas 48 horas ingresó a esta agenda que mira de manera decisiva hacia octubre. No había tenido lugar en anteriores campañas electorales, pero bastó con que algunas pocas definiciones provocaran la discusión, sobre todo, en redes sociales. Mientras vuelven a rediscutirse los alcances del Estado, lo que se cuestiona es la idea de “gratuidad”. Quiénes y por qué deben gozar de este derecho y si debe ser universal. La sociedad argentina se ha construido en gran medida sobre la base de esta política de Estado, que garantiza tres principios fundamentales: lo público, lo gratuito y lo laico. Esto ha permitido, en algún punto, que chicos y jóvenes puedan tener chances. Es evidente que se encuentran entre las deudas de la democracia. Es cierto que hay nuevos problemas en un mundo que exige nuevas competencias, pero la discusión tiene que pasar por mejorar el sistema, más que expulsar, condicionar o restringir.