Llega la Navidad, para muchos sinónimo de las reuniones con familia y amigos. Un tiempo de celebrar, reflexionar y albergar buenos deseos. Los poetas del mundo se han inspirado en este momento, lleno de emociones, magia e ilusión, que lleva a mirar el mundo con ojos de niño y renovar la esperanza en un futuro de paz y unión. Compartimos una selección de versos escritos en lengua española por grandes escritoras latinoamericanas y un poeta español.
Jesús, el dulce, viene…
Las noches huelen a romero…
¡Oh, qué pureza tiene
la luna en el sendero!
Palacios, catedrales,
tienden la luz de sus cristales
insomnes en la sombra dura y fría…
Mas la celeste melodía
suena fuera…
Celeste primavera
que la nieve, al pasar, blanda, deshace,
y deja atrás eterna calma…
¡Señor del cielo, nace
esta vez en mi alma!
Juan Ramón Jiménez (1881-1958)


Romance de Nochebuena
Vamos a buscar
dónde nació el Niño:
nació en todo el mundo,
ciudades, caminos…
Tal vez caminando
lo hallemos dormido
en la era más alta
debajo del trigo…
O está en estas horas
llorando caidito
en la mancha espesa
de un montón de lirios.
A Belén nos vamos.
Jesús no ha querido
estar derramado
por campo y caminos.
Su madre es María,
pero ha consentido
que esta noche todos
le mezan al Niño.
Lo tiene Lucía,
lo mece Francisco
y mama en el pecho
de Juana, suavísimo.
Vamos a buscarlo
por estos caminos.
¡Todos en pastores
somos convertidos!
Gritando la nueva
los cerros subimos
¡y vivo parece
de gente el camino!
Jesús ha llegado
y todos dormimos
esta noche sobre
su pecho ceñidos.
Gabriela Mistral (1889-1957)

Para revivir la edad anaranjada, hay que convocar a todos los testigos, a los que sufrieron, a los que se reían,
y también al más pequeño y al que estaba más lejos.
Hay que reencender a las abuelas; que vengan con sus grandes cruces de canela a cuestas
y bien clavadas con aquellos largos clavos aromáticos, como cuando vivían alrededor del fuego y del almíbar.
Hay que interrogar al alhelí y acosarlo a preguntas, no vaya a perderse algún detalle morado.
Hay que hablar con la mariposa, seriamente, y con los gallos salvajes de bronca voz y grandes uñas de plata.
Y que vengan las verónicas de entonces, las pálidas verónicas -errantes entre las flores y los árboles y el humo-
que devuelvan el rostro del azúcar, el retrato de los higos.
Y mandar aviso a las glicinas para que traigan su vieja actitud de uva.
Y a la populosa granada, y a la procesión de las yucas, y al guardián de los nísperos, amarillento y odioso,
y a mi cabellera de entonces, toda llena de brujas y planetas, y a las cabañas errantes, y al ángel de los cerros,
el de las amatistas -con un ala rosada y la otra azul- y a los azahares del limón, grandes como nardos.
Y que vengan todas las cajas de papel de plata, y todas las botellas de colores, y también las llaves y los abanicos,
y el pastel de Navidad parado en sus zancos de cerezas.
Para revivir la edad anaranjada, hay que no olvidar a nadie, y hay que llamar a todos.
Y sobre todo al señor humo, que es el más serio y el más tenue y el más amado.
Y hay que invitar a Dios.
Marosa Di Giorgio (1932-2004)


Coplas de Navidad
No sé de dónde vengo
Y voy para Belén
Belén está muy lejos
Hay que tomar el tren
Cruzar el mar en coche
Después seguir a pie
Belén no está lejos, cerca está Belén
Queda donde todos nos portamos bien
Se me ha perdido un niño
Y no lo puedo hallar
Lo ando hoy buscando a tientas
Con gran necesidad
Lo llamo y no contesta
Yo llego y él se va
El niño está cerca, ahí nomás está
Durmiendo tranquilo junto a su mamá
Recuerdo que hace añares
Solíamos jugar
Los dos éramos changos
Pero una Navidad
Me fui para ser grande
Y ya no lo vi más
Pero él no se cansa nunca de jugar
Sigue siendo chango para Navidad
Le llevo mil regalos
En cajas de cardón
Y voy con mucho miedo
Porque alguien me contó
Que el chango, amigo mío
Ahora es gran señor
No le lleves nada, nada, por favor,
Más que un paquetito con tu corazón.
María Elena Walsh (1930-2011)
