Una situación complicada y hasta indeseable se vivió hace unos días por la tarde en un colectivo que transitaba por las calles de la Cuarta Sección, en Ciudad, a la altura  de la iglesia de Santo Domingo. En esa parada, un individuo hizo señas y la unidad se detuvo. Pero, cuando intentaba abordarla, en un aparente estado de ebriedad, el  conductor le negó la posibilidad, principalmente, porque el hombre se tambaleaba. El joven no hizo caso y subió igualmente. Esto determinó que el propio colectivero  detuviera la marcha, se parara de su asiento, dejara el volante y obligara a descender al pasajero, incluso, con algún forcejeo y empujón. Fueron momentos de sorpresa y  temor para el resto del pasaje. Luego, continuó el recorrido.