La mañana de ayer mostró la cara de preocupación en muchos habitués de los cafés cercanos a Tribunales. Esa gran parte de hombres y mujeres de leyes que creen que se puede mejorar la Justicia y trabajar seriamente comentaban, entre indignados y asombrados, las presiones sutiles y no tan sutiles que recibe el fiscal Correa Llano desde que decidió investigar a fondo la relación entre barras bravas y poder.

    Los llamados de políticos y las maniobras empresariales están a la orden del día. Pero a un par de abogados y a un secretario de juzgado los sacó de quicio ver a un hombre que está bajo la lupa de la Justicia como la figura del momento en el diario Uno, ensalzado de manera poco creíble. Los muchachos cerraron el cafecito con dos reflexiones: “¿Qué habrá entre Pérez Botti y estos muchachos?”. Y a renglón seguido, se preguntaron:“¿Cuándo podrá trabajar tranquilo un fiscal que hace las cosas bien?”.