Dos cuestiones pasaron en la ciudad de Mendoza que son dignas de aparecer en esta sección. Vamos por parte. Ayer, cuando el intendente Cicchitti recibió a un grupo de cuidacoches para escuchar sus reclamos y evitar así cortes de calles, pidió, apenas pisó el salón donde se reunieron, abrir las ventanas, aduciendo un extraño “calor”.

       Por otra parte, nos enteramos que en el boliche Apeteco –bien capitalino– el jueves por la noche se regalaba un habano con cada botella de vino que se compraba. Esto sería una interesante forma de promoción de los vicios legales más difundidos, a no ser por la ordenanza que prohíbe fumar en todos los locales de la ciudad de Mendoza. Para colmo, el pub es propiedad de un sobrino del intendente, quien, obviamente, no está al tanto de los mandatos de su ilustre pariente.