Más allá del éxito, que quedó plasmado con el agotamiento de las entradas para la función del domingo, el espectáculo dejó entrever algunos problemas en la seguridad detrás de bambalinas. La cosa es que el pintor Mario Cavaradossi, interpretado por el tenor porteño Juan Carlos Vasallo, padeció el arte oscuro de los ladrones, quienes le robaron su camisa blanca y, además, un trapito y la pomada con la que lustraba sus botas.
Vasallo, indignado por esta situación, exigió el pago de la camisa, si no, no saldría a escena. Los promotores del espectáculo inmediatamente cumplieron con el pedido del tenor, quien pudo recuperar la prenda. Ahora, las sospechas indican que el fantasma de la ópera, para sobrevivir, ha debido recurrir a los robos hormiga.