El diputado provincial Luis Petri, del Confe, nos está empezando a caer mal. No tiene que ver con su personalidad ni con su pertenencia política ni con gestos antipáticos, sino todo lo contrario. Ya nos estamos cansando de escuchar cómo nuestras colegas periodistas le dedican cada tanto un comentario positivo por su aspecto. Y no sólo eso, ayer escuchamos, por ejemplo, lo siguiente: “Además, es utópico, ¡qué lindo!”. Basta, por favor.