Dos mamás dialogaban indignadas en la puerta de una escuela de verano por lo que les ocurre a sus hijos varones…
Las cabezas de ambos niños han sido “colonizadas” por los piojos… Por eso, una de ellas, que también tiene una hija, se despachó: “Ya no sé qué hacer con los piojos. Están cada vez más resistentes. Y ahora ni a los varones les tienen respeto”…