La violencia dentro y fuera de las canchas de los diferentes deportes ha copado el debate nacional, y Mendoza no es ajena a esta realidad. De ahí lo ocurrido este fin de semana con el fútbol en el estadio de la Lepra: corridas, tiros, armas blancas. Afortunadamente, no hubo muertos, pero, otra vez, el caos y el miedo. Por eso, se hace imperioso no mirar para otro lado y, desde el Estado y la dirigencia, desterrar todo tipo de sospechas de connivencia y contubernio con los delincuentes.
Así, se necesita mayor presencia y accionar policial y, también, más conciencia por parte de todos. Es una situación preocupante, que refleja el grado de virulencia de la sociedad, pero también la vía libre y la falta de rapidez en las medidas judiciales. La población sigue estando en serio riesgo, con eventos que no están a la altura de las circunstancias.
Una violencia que cansa, exaspera y desorienta ante la falta de respuestas.