EL CASO.

           Un joven de 29 años fue internado para ser operado de apendicitis. Sobre el final de la operación se cortó la luz y el grupo electrógeno no encendió. Por si fuera poco, la luz de emergencia que estaba en el quirófano se agotó. Tampoco fueron de utilidad la batería y los faroles de un auto que pertenecía a una visita. Por eso, los médicos terminaron usando las luces de celulares.

EL RESPIRADOR ROTO.

        “La intervención duró casi dos horas. Fueron los minutos más desesperantes de nuestras vidas. Además, cuando a mi esposo le quisieron poner el respirador manual, se dieron cuenta de que estaba roto”, contó la esposa del paciente.

UN PARTO TAMBIÉN.

           Al mismo tiempo que operaban al joven, una parturienta daba a luz a su bebé también iluminada por luces de celulares. El director del hospital, Darío Maurer, criticó a la empresa proveedora de luz por los cortes y anunció que esa situación no volverá a repetirse porque se comprará un nuevo grupo electrógeno. El dinero para adquirirlo está disponible pero, al parecer, alguien frenó la compra. Por su parte, el padre del joven operado propuso realizar una colecta para juntar fondos.