En la eterna discusión entre la cantidad y la calidad de horas que los alumnos deben tener en las escuelas, el Gobierno decidió meterse en el medio del debate con una  medida que, al menos, fue comunicada de manera tardía. Las explicaciones y el porqué de la decisión de iniciar el ciclo lectivo 2019 el 18 de febrero sucumben por la falta  de planificación y el poco tino para irrumpir de manera transversal en el período de vacaciones. Más allá del planteo docente, lo concreto es que a esta altura del año son  muchos los padres que decidieron tomarse sus días de descanso estival en la segunda quincena de febrero. No es para nada descabellado, ya que, además de ser los  meses preferidos para quienes salen de vacaciones, enero y febrero son aprovechados por quienes tienen hijos escolarizados. Ese argumento alcanza para entender que el  anuncio cayó en un mal momento y que no se vio más allá de lo que muestran las ventanas de la Casa de Gobierno.