Hay muchos que aprovechan esta época para quitarse esos kilitos extras acumulados durante el año, y al contrario, quien ve este periodo como un peligro para el peso.

Hay opciones para cada caso y las motivaciones en cada situación y cómo lograr los objetivos.

· Si crees que el verano es la mejor época para perder los kilos: puede que seas más conscientes de los kilos que sobran al llevar prendas que cubren menos y como se dispone ahora de más tiempo para cuidar lo que se come, se decida poner manos a la obra este mes, para empezar a cumplir con un plan sano y equilibrado, pero bajo en calorías.

· Si para la persona, la libertad de las vacaciones es el momento más crítico en cuanto a rutinas de alimentación se refiere como viajar, pasar más tiempo fuera de casa, helados y juntadas de fin de año, hay algunas pautas que se pueden seguir, sin ser demasiado estricta, para disfrutar y no pasarse de la línea.

Veamos entonces, tres planes de alimentación para elegir la opción que mejor se adapta a cada obejtivo:

1.   Una dieta para perder peso.

2.   Una que permite caprichos sin engordar.

3.   Y otra energética, por si el calor te deja sin fuerzas.

#1 Dieta ligera

¿Cómo es posible lograr que una dieta sea ligera pero también saciante y nutritiva? Eligiendo muy bien los alimentos y dándole protagonismo a las verduras.

#Preparar los platos al vapor, a la plancha, asados o al horno, y utilizar siempre aceite de oliva virgen extra para elaborarlos.

#Cumplir con la norma de tomar 8 vasos de agua a lo largo del día. Si no se está bien hidratado, costará ir al baño, y en consecuencia, se acumularán toxinas y será mucho más difícil perder peso.

#Entre horas, tomar té verde con limón: se ‘picoteará’ menos y su acción termogénica  ayudará a controlar mejor el peso.
 

Un truco para cada momento

Durante el día: añadir hielo al agua en esos momentos en que el cerebro ‘pone trabas’ para cumplir con la dieta y crea ansiedad por comer. Con el hielo, las papilas gustativas “se calman”. Beber también un vaso de agua fría justo antes de comer. El metabolismo aumenta, en algunos casos… ¡hasta un 30%!

No comer ni cenar tarde. Hacerlo tiene gran impacto sobre dos hormonas (grelina y leptina) que controlan el apetito y la saciedad. Siguiendo horarios tardíos, costará más adelgazar, aunque la dieta sea adecuada.

Tras la cena: si se va tarde a la cama, para no dormir con hambre, tomar un resopón ligero pero saciante, por ejemplo,  dos galletas de avena y un lácteo desnatado, que contiene un alto porcentaje de triptófano. Esta combinación ayudará a calmar la ansiedad por comer y a dormir mejor.

 
 
#2 Dieta con caprichos: disfrutar sin engordar

Pequeños gestos, grandes impactos. Eso es lo que se puede conseguir si se elige bien el famosos ‘picoteo’. Ahora no hay tantas rutinas y el relax invita a tentempiés a horas que el día a día del resto del año no se permiten. Sin embargo, se debe saber que el tapeo o los helados pueden suponer más kilos al finalizar la temporada, en consecuencia, es importante tener algunas ideas claras:

· Si la cena va a ser “de picoteo”, empezar con dos platos que contengan verdura. Luego, otras dos de pescado o marisco y dejar lo más calórico –por ejemplo, los fritos– para el final (tu apetito será menor).

· Hablar con familiares y amigos y explicarles el deseo de volver sin ni un solo gramo de más, para que ayuden no ofrecer comida a cada momento.

· Eligir un día “de compensación”. Si durante 4 o 5 días se permitieron caprichos puntuales y no se quiere que el peso se dispare, elegir una jornada para “portarse bien”.

. Huir de los alimentos 50/50. Son aquellos que e aportan tanta grasa como azúcares y que ya no son un capricho sino una bomba calórica.

#3 Dieta energética: evita el cansancio de fin de año

Si se ha llegado a estas alturas del año con cansancio acumulado y, pese a todo, se quiere cuidar el peso, esta es la dieta ideal.

Es también perfecta para esas personas que se sienten especialmente “abombadas” con la llegada del calor. Y es que cuando la persona se siente sin fuerzas, es frecuente recurrir a alimentos densos y calóricos en un intento de aumentar la energía. Pero no se gana fuerzas, lo que hace es sumar calorías. Hay una dieta que aumentará la vitalidad sin afectar a tu peso.

· Es importante incluir 5 raciones de cereales (mejor integrales).

· Dar mucha importancia al desayuno. Comer huevo para desayunar dos o tres veces por semana. Si se lo hace, a lo largo de esas jornadas, el ánimo está mucho más alto y lo mismo le ocurre a la energía.

· Que las ensaladas de legumbres sean una constante. Hay multitud de preparaciones veraniegas con ellas y tomarlas 3 o 4 veces semanalmente marca la diferencia.

El truco: magnesio y vitaminas del grupo B

El magnesio es mineral anti-estrés, vital para sentirte fuerte:

· Regula los niveles de glucosa sanguíneos e interviene en la relajación muscular. Si se tiene unos niveles bajos, la persona es muy posible que se sienta cansada, o sufrir calambres, pequeños despistes y estar algo más apática o irritable.

· Algunos de los alimentos que lo contienen en mayor cantidad son: nueces, almendras, avena, lentejas o frutas desecadas.

Las vitaminas del grupo B son esenciales para que las células rebosen vitalidad:

· La vitamina B6 es imprescindible porque ayuda a la formación de hemoglobina, que transporta el oxígeno a las células. Si falta, bajan las defensas y la potencia vital.

· La B2 o riboflavina, ayuda a producir energía y a equilibrar la tiroides, otra de las posibles culpables de que sientas una falta de energía continua.

· Procurar ingerir: almendras, arroz integral, pavo y conejo, huevos, garbanzos, champiñones, mariscos o espinacas.