Dice el refrán “Entre bueyes no hay cornadas”, queriendo significar que los contrincantes de igual peso o parecidos poderes se temen y evitan enfrentarse. Pues, al parecer, en nuestro país, tal sentencia no funciona, porque aquí, entre bueyes, hay cornadas y de las más hirientes. Como introducción quiero decir que no estoy de acuerdo con los contenidos del diario Clarín –ni los de ahora ni los de antes– porque no me olvido de que fue ese diario el que le dio la bienvenida a Videla cuando fue el golpe del 76, no me olvido de la connivencia que tuvo con los militares ni tampoco de sus sociedades con intenciones de lucro con los gobiernos democráticos.

    Clarín, La Nación y otros medios están francamente enfrentados al gobierno de Cristina y no cesan de atacarlo por cosas mayores, o cosas minúsculas, todo vale a la hora de denostar al enemigo. No comparto la línea editorial de ese matutino que se ufana de ser la solución de los grandes problemas nacionales. Pero no puedo estar de acuerdo con la medida de fuerza que impidió que el domingo Clarín estuviese en manos de sus lectores.

    No puedo estar de acuerdo porque se violan dos derechos fundamentales de la democracia: el derecho de expresión, que es prerrogativa del periodismo, y el derecho de información, que es derecho de todos los lectores, es decir de toda la gente. El gobierno de Cristina ante esta situación dice: “Es un conflicto gremial que viene de larga data”.

    Pero la Justicia pidió que el Gobierno interviniera y se hicieron los disimulados, como norteamericanos visitando Libia. Moyano dice: “Yo no tengo nada que ver”. Pero resulta que el Sindicatos de Artes Gráficas pertenece a la CGT. Es como negar que una panza de nueve meses es un embarazo. Y aunque realmente ni Gobierno ni CGT tuvieran nada que ver, su enemistad con Clarín pone en estado de sospecha ese despegue de responsabilidades. Que los adversarios hablen, digan, protesten, que el rival ideológico tenga todas las posibilidades de expresarse, eso es la esencia de la democracia. No me gusta Clarín, lo digo resueltamente, pero tampoco me gusta lo que le hicieron a Clarín.