“Estoy lleno de odio, hacia mí mismo y hacia Dios”, afirmó Charles Carl Roberts, el asesino de cinco niñas en una escuela rural de la comunidad amish de Pensilvania, en las cartas de despedida que escribió a su familia antes de la matanza.

    Roberts, de 32 años, irrumpió el lunes en la casa escuela de la comunidad de Bart Township, a un centenar de kilómetros de Filadelfia, ordenó la salida de los alumnos varones y de las maestras, y después ató y alineó ante la pizarra a las niñas, a las que disparó en la cabeza como si de una ejecución se tratara.

    A continuación, se suicidó. Tres niñas murieron prácticamente en el acto, y otras dos, en los hospitales donde habían sido ingresadas. Cinco más continúan en centros médicos, en diversos estados de gravedad.

    El comandante de la Policía de Pensilvania, Jeffrey Miller, reveló ayer el contenido de algunas de las notas que Roberts dejó a modo de despedida, en las que este transportista alude, como motivo de sus actos, a la muerte hace nueve años de su hija Elise, que nació prematuramente y sólo vivió veinte minutos.

    “Estoy lleno de odio hacia mí y hacia Dios, y de un vacío inimaginable que parece que cada vez que hago algo divertido pienso en que Elise no está aquí para compartirlo con nosotros y vuelvo a la ira”, escribió Roberts. “No se cómo hacer frente a todos estos años. No te merezco, eres la mujer perfecta y mereces algo mucho mejor.

    Tenemos muchos recuerdos bonitos, además de la tragedia de Elise. Esto cambió mi vida para siempre y no he vuelto a ser el mismo desde entonces, ya que me afectó de una manera que nunca pensé que fuera posible”, explicó Roberts en una de las misivas, dirigida a su mujer.