Hace días leí la nota donde un diario local publicaba que la comuna de Guaymallén saldrá al rescate de los árboles más antiguos. Para ser honesta, me pareció una excelente propuesta, ya que, además de ser vecina del departamento, soy amante de la naturaleza y del cuidado de nuestro patrimonio. Siempre he considerado que si inculcáramos en los niños y jóvenes los valores tendientes a proteger el medio ambiente, la naturaleza y la cultura patrimonial e histórica de un pueblo, en lugar de tantos antivalores que consumen a diario, el mundo sería más sano y pacífico.

    En referencia a la revalorización del centenario eucaliptus de Villa Nueva, quiero expresar mi beneplácito, porque más de una vez he caminado por esa zona y me he detenido a observar ese grandioso ejemplar, comentándole a mis hijos los recuerdos que me trae, destacando que desde pequeña paseaba por el lugar con mi padre. Y creo que no es un dato menor la idea de resaltar que este árbol es parte de la vida cotidiana de quienes transitan, es más antiguo que los barrios o los comercios que lo rodean y, aún más, que el Acceso.

    Son muchas las generaciones que atestiguaron el lento envejecimiento de dicho ejemplar, que sirvió también de refugio de muchas aves de paso. Sólo me resta agregar que el cuidado de los árboles, patrimonio indiscutido de nuestra provincia, es tarea de todos, tanto del municipio como de la comunidad, que debe informarse antes de destruirlos sin tener en cuenta sus verdaderos valores, además del estético.