Las flexibilizaciones de la cuarentena generaron un aumento de la circulación de mendocinos en la calle y la cantidad de pasajeros sobre los colectivos. Los usuarios sostienen que viajan cada vez más hacinados y que el riesgo de contagio de coronavirus se incrementa en horas picos.

Pese a la caída de la recaudación, con una baja en las transacciones diarias del 78%, desde el Gobierno siguen desalentando el uso del transporte público en plena pandemia. El secretario de Servicios Públicos, Natalio Mema, indicó que poner más micros en las calles animaría los traslados.

En este sentido, el responsable de la dirección de Epidemiología, Bioestadística y Ambientes Saludables, Rubén Cerchiai, detalló: “En toda infección respiratoria el riesgo de contagio se incrementa si uno está en un medio de transporte hacinado, donde se pierde el distanciamiento social. Es uno de los mayores problemas que tiene la Ciudad de Buenos Aires. Está demostrado que es el lugar, justamente, donde se producen las transmisiones”.

Y agregó: “En la práctica es casi imposible que los dueños de los negocios garanticen el traslado de sus empleados. Lo ideal, por eso, es aumentar las frecuencias y escalonar los horarios de ingreso de las distintas actividades, como se viene haciendo”.

Explicó que si bien hay que ventilar periódicamente estos espacios, abrir una ventana “no sería suficiente”.

“Con los virus que se transmiten por aerosoles, como el sarampión, esto ayuda, pero no con el coronavirus, que se propaga a través de las gotas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando la persona infectada tose, estornuda o habla y  por contacto con manos, superficies u objetos contaminados”, sostuvo el especialista.

La odisea de esperar el micro

“Te piden que no estés en la calle, pero llevo 40 minutos esperando el 310 que va a Godoy Cruz”, expresó Mariana, una usuaria que se encontraba este miércoles en una de las paradas de la Plaza Independencia. La mujer recalcó que nota los micros limpios y en la hora en la que ella se traslada, cerca de las 11, van todos sentados.

Sin embargo, Alejandro y Jazmín que debían tomar el 371 (barrio La Gloria) y el 204 (barrio Paraguay), respectivamente, indicaron que van colmados. Además señalan antes de la cuarentena sólo aguardaban 10 minutos y ahora, más de una hora.

“Hay más gente en la parada y cuando subís te dicen que ya están llenos. No sabés con qué cara mirar al chofer para explicarle que estuviste una hora”, contó Alejandro.

Marina, que todas las mañanas se toma el 824, desde el barrio Amupé hasta la calle Catamarca y Rioja, en la Ciudad de Mendoza, sostuvo que el recorrido demora exactamente 70 minutos.

 “No hay desinfecciones en el camino, nadie abre una ventana para que se purifique el aire y van todos los asientos llenos y más de 10 personas paradas”, dijo la mujer que es enfermera y confesó que sabe que se está exponiendo, pero que “no le queda otra”.

Una de las pocas provincias con servicio

“En Mendoza, el servicio funciona desde 10 días antes de la cuarentena obligatoria con medidas de higiene y desinfección permanente”, destacó Mema y recalcó que “nunca fue paralizado”.

El funcionario hizo alusión al reclamo por el cobro de salarios que la Unión Tranviarios Automotor (UTA) mantiene en diferentes provincias como Córdoba, Tucumán y Salta y en la ciudad de Rosario.

Asimismo, destacó en que los sueldos se están pagando en tiempo y forma, y sin inconvenientes en la prestación, tanto urbano como media y larga provincial.

Pese a que las frecuencias fueron aumentando al ritmo de las aperturas, la mayoría se siguen prestando como día domingo, con tiempos de espera que pueden superar la hora. “El jueves sumaremos más colectivos y ya estamos al 60%”, recalcó el secretario de Servicios Públicos, quien adelantó que el refuerzo se dará en líneas que iban cargadas en las horas picos; a las 7, a las 9 y al mediodía.

Marcelo Luna, vocero de la Asociación Unida Transporte Automotor Mendoza ( Autam), aclaró que el número de micros en la calle no guarda correlación con la problemática de los sueldos, aunque indicó que de acuerdo con los datos de la Federación Argentina de Transporte Automotor, desde el inicio de la pandemia “el sector ha perdido 5 mil millones de pesos por la baja de pasajeros”.

“De las 24 jurisdicciones del país, sólo hay 8 provincias, entre las que está Mendoza, en donde el servicio urbano está funcionando en un 40 por ciento. En el resto, el transporte público está parado. El interior posee 13.500 unidades y emplea a 40 mil trabajadores”, destaca la FATAP en un comunicado donde agrega que “Mendoza es hoy apenas una isla, sin medidas de fuerza de los trabajadores y con los salarios de marzo y abril cancelados en el sector de urbanos y media distancia.

Por su parte, Rodolfo Calcagni, titular del Sindicato del Personal de Micros y Ómnibus (Sipemom), refirió que lo que más preocupa a los choferes no es el coronavirus, si no el cobro de los sueldos.

“Nosotros estamos aislados con la barrera transparente para mantener la distancia. Los contagios no nos preocupan. Sí los sueldos. Nos dijeron que teníamos garantizado el pago de mayo, pero en una situación muy difícil están los de larga distancia. Lamentablemente no están pudiendo cobrar”, concluyó sobre el panorama local.