El mundo de la alimentación como tantos otros, también es objeto de un frenesí a “buscar cosas nuevas”. Es un mundo que nunca frena y que además, se encuentra en constante desarrollo debido a diferentes factores como las nuevas exigencias de los clientes, las nuevas tecnologías alimentarias, la concienciación con el medioambiente. En este escenario, veamos un breve resumen de las tendencias que dominarán el ecosistema alimentario a lo largo de este 2018.

De acuerdo con la tendencia mundial, las estadísticas muestran que, más temprano que tarde, los vegetales representarán mayor parte de la oferta alimentaria. Y hasta las carnes serán elaboradas con proteínas vegetales.

Este año también imperará un hábito que hasta ahora era exclusivo de algunos, el “trashcooking”, que llevará a muchos a no desperdiciar ni siquiera la piel de frutas y verduras, y a convertirlos en materia de consumo debido a su gran valor nutricional. Así que no será de extrañar si se ve en la carta de un exclusivo restaurante unas cáscaras de sandía en escabeche.

Los batidos de frutas y de vegetales seguirán vigentes, y se incorporarán en sopas, barras nutritivas y productos horneados, nuevos polvos mágicos o especias que, a juicio de los nutricionistas, llegarán para quedarse. Es el caso de la matcha, el cacao, la cúrcuma molida, el ajonjolí negro y el amaranto.

Y llegará un nuevo tipo de comensal, el “flexitariano”, ni carnívoro ni vegetariano, que opta por una alimentación en su mayoría vegetariana, pero que no renuncia del todo a los placeres de la carne, el consumo de pescado o productos animales.

Saber lo que va a comer

La transparencia en el etiquetado, poder saber de qué está compuesto exactamente el alimento que compramos, o de qué región procede, no es algo nuevo, pero ahora el consumidor quiere además conocer con detalle cómo se produce. El 29 % de los nuevos lanzamientos de productos agroalimentarios ya utilizan el origen como gancho para dar prestigio a su producto, especialmente con la bandera de la proximidad, pero también del exotismo. El producto local fresco está de moda pero debe tener valores añadidos como la sostenibilidad o la producción ética.

Trashcooking: hasta la cáscara

La piel es la parte de las frutas o las verduras que antes se desechaba y que ahora se consume, esto se debe a que se busca reducir el desperdicio de comida y, por otra parte al aporte vitamínico que contiene.

La cáscara tiene los nutrientes, y las personas ahora lo saben, al punto que en los supermercados de algunos países ya están a la venta las cáscaras de sandía encurtidas. Lo beneficioso y económico de esta práctica es que también se puede adoptar en los hogares. Solo hay que tener en cuenta que debe lavar muy bien las frutas si las consume con piel.

Polvos mágicos y nutritivos

Este nuevo año llegó con nuevos propósitos, uno de estos es tener una alimentación más saludable, al punto de que hasta especies en polvo se han convertido en “superpolvos”.

Estas especias y polvos nutritivos lentamente se han ido instalando en nuestras cocinas vinculados a la elaboración de alimentos.

Puede que los nombres que más suenen sean matcha, jengibre o cúrcuma.

Pero este año veremos nuevas tendencias como el ajonjolí negro, sin olvidar a la maca y el amaranto que seguirán presentes.

Cuarta comida

Incorporar un “snack” saludable a las comidas diarias, justo antes o después de hacer ejercicio o a media mañana, será un hábito cada vez más frecuente este año.

Cada vez se hablará más de la cuarta comida, refiriéndose a ese alimento vital para quienes no tienen tiempo de sentarse a tomar el desayuno o a almorzar de forma pausada. Ya se pueden encontrar muchas ofertas en la industria de snacks que reúnen la característica de saludable, hasta en alimentos antes considerados como “pecados capitales”, por ejemplo, las palomitas y las papas gourmet.

Productos “plant-based”

Gracias a la tecnología, en la mesa hay cada vez más productos exquisitos donde los protagonistas son ingredientes de origen no animal.

Y para lograr una alimentación sana y respetuosa con el medio ambiente, hay alimentos como carne elaborada a base de proteínas vegetales: salchichas, hamburguesas y filetes. Incluso se consiguen quesos, yogures y leches elaborados con semillas, frutos o raíces de plantas; atún vegano preparado con verduras y legumbres y hasta dulces sin lácteos como el glaseado vegano, brownies, helados, brioche y crème brûlée.