A la hora de analizar los partidos de Godoy Cruz en primera división, el encuentro del domingo ante Boca era como que quedaba al margen. Porque era una posibilidad, quizás única, para este grupo de jugadores de presentarse en la Bombonera, y nada menos que ante un Boca multicampeón. Si el Tomba empataba o ganaba, era hazaña o milagro. Y si perdía, nadie podía reprocharle nada por la magnitud del rival. Pero Godoy Cruz no se conformó con sólo ir a la Bombonera y servir de acompañante de la fiesta de Boca.

    Pese a las diferencias, el Expreso se animó y le jugó a cara de perro al Azuloro y le sacó un empate. Porque, a priori, los ojos de todo el mundo estaban en Palacio, Palermo y Gago, y sin embargo, todos terminaron hablando de las impresionantes atajadas de Torrico y del incansable despliegue del Pipa Villar. Pero, más allá de esas dos figuras, el Tomba fue un equipo compacto, sólido, que conociendo sus limitaciones salió a jugarle con un nuevo esquema a Boca, y ese cambio de dibujo táctico le salió muy bien a Juan Manuel Llop.

    Porque si bien el rival le llegó con claridad –en especial en el segundo tiempo– y estuvo muchas veces mano a mano con Torrico, en líneas generales, el trabajo de la defensa bodeguera fue perfecto. Los centrales tuvieron que lidiar con dos de los mejores delanteros del país y su trabajo fue impecable. Duarte y Salomón estuvieron más contenidos, que en otros partidos pero esa era su misión, intentar no desarmar la línea de cuatro. El poblado mediocampo fue muy laborioso. Todos corrieron mucho y metieron para borrar el trabajo del Xeneize.

    Pinto, bien paradito delante de los centrales, cortó y distribuyó. El trabajo de Torresi fue muy sacrificado. Pérez y Hernán Buján se pudieron soltar un poco más y lo de Diego Villar fue magnífico: incansable, corriendo, marcando y siendo el encargado de generar juego y acompañar arriba al solitario Osvaldo Miranda, que una vez más, puso en evidencia que el mayor defecto de este Godoy Cruz es la ofensiva, porque, más allá de que es cierto que a los delanteros del Tomba –tanto Miranda como Poy o Mendoza– sus compañeros no les generan tantas situaciones de gol, las pocas que tienen por partido no las aprovechan.

    Pasó este encuentro raro y el Tomba aprobó el examen. Dejó una muy buena imagen en la Bombonera, sumó un punto y eso es muy importante para trabajar tranquilo esta semana y pensar en lo que viene, que será duro y lo tendrá jugando nuevamente como local, donde el Expreso deberá comenzar a sumar de a tres puntos para salir de los últimos lugares. Ya lo dijo el Chocho Llop: “El empate ante Boca sirve para el futuro, pero necesitamos ganar urgente”.